Desnudamos al silencio

Desnudamos al silencio con nuestros cuerpos separados por miles de kilómetros, en una noche donde la luna y las estrellas jugaban a esconderse y la tormenta amenazaba con hacerse presente.

Entre los ruidos de la noche que emergían como cantos de aves nocturnas, que melodiosamente, le regalaban un concierto a la soledad que peinaba sus trenzas y lucía sus mejores galas para el momento.

Desnudamos al silencio tejiendo palabras mudas que no salían de nuestros labios, sino que se desplazaban como notas del universo y gritaban al viento cuitas de amor prohibido.

Impregnadas del sabor que dejan momentos donde la fantasía y la imaginación podían llevarnos, cual prisioneros de un destino que nos marginaba de la magia de sus designios.

Desnudamos al silencio, como la bailarina exótica que nos deja adivinar su figura cubierta de tules y nos maravilla con la cadencia de su cuerpo.

Como la oruga que cambia su traje y se transforma en mariposa, como la flor que nos regala su belleza y engalana los lugares donde se encuentra.

Desnudamos al silencio mostrándole nuestras almas que como imanes viajan juntas y mantienen la flama ardiente de los deseos y el amor que no conoce fronteras ni es parte de este mundo.

Mostrándole que más allá de las cosas comprensibles existen formas y maneras que escapan a la magia de la humanidad y son eternas.