Caramba, estas personas me han enseñado lo bendecida que he sido al tenerlos en mi vida, a valorar las pequeñas cosas que a su vez son grandiosas, son bendiciones, como hablar, caminar, correr, ver, aprender, leer, escribir. Para mí fue tremenda bendición después que comencé a trabajar en el Instituto de Educación Especial (IEE)Cumanacoa y ver un niño de 10 años llamado Jesús, de alto compromiso cognitivo, que babeaba, no hablaba, que aunque caminaba, necesitaba ayuda y supervisión, para casi todas las cosas, saber mis hijos que si pueden hacer sus cosas por si mismos, eso fue... Wao, Gracias Dios. Y, con esto no quiero decir que este niño o su familia no lo sea, no, para nada,sólo me refiero a que hay mucha gente que vive de la queja y no valoran esas pequeñas o elementales cosas que son un privilegio.

     En mi primer día de trabajo en el IEE mientras estaba cantando el Himno Nacional en el acto cívico, sostuve a este chico del que les comenté en ele párrafo anterior, y me tocó atenderlo simultáneamente, porque no había llegado su maestra y la bienvenida que que dio fue un mordisco... uff que le puso cariño, jejeje por no decir otra cosa, pero al irlo conociendo era un chico adorable.

     Y otro fue el Señor José María, que Canta para mí, precioso. Me identifiqué mucho con él porque es una persona susceptible, emotiva y le gusta la música y enseñarla. Me enseñó que se puede ser feliz desde el alma.