Una estructura familiar sana comienza con el hombre como cabeza de familia, la mujer como compañera del hombre y sumisa a él, mientras que los hijos deben estar bajo la voluntad de sus padres en plena obediencia.

El hombre como cabeza de familia.

La figura principal y reconocida como primera autoridad en la familia es el padre. El padre tiene la responsabilidad directa de mantener a toda la familia. Es el responsable directo del trabajo y su obligación se basa en satisfacer las necesidades básicas de alimentación, salud, educación, vivienda, vestido, calzado y otros aspectos básicos demandados por la familia.

En ausencia del padre en el hogar, esta función recae indirectamente en la mujer, que desempeña el papel de madre y padre, y debe proporcionar lo necesario a los hijos.

En una sociedad tan exigente como la actual, la familia con una estructura sana tendría un mejor desempeño que las familias con rupturas, sin embargo, hay familias con ausencia paterna, donde la mujer ha tenido un papel destacado y honorable en el núcleo familiar.

Hay hogares completamente rotos donde los niños son criados por los abuelos. La responsabilidad es asumida por los abuelos con sacrificios muy duros y exigentes, por lo tanto, en este tipo de familia, los principios y valores tienen tendencias al fracaso e influyen en la futura vida social que puedan tener los hijos.

Existen diferentes grupos sociales, donde las ventajas y los aspectos positivos se los lleva generalmente el grupo social con una estructura familiar sana. En un hogar donde hay una figura paterna y materna debería tener una influencia positiva en la educación y formación de los hijos. Sin embargo, ¿realmente ocurre esto?

Es una pregunta que internamente nos puede llevar a reflexionar y responder con la realidad de cada persona. En medio de tanta crisis y caos en la sociedad, la familia ha experimentado muchas rupturas en las que se ha debilitado su papel en la sociedad.