Contagiando alegrías

_{Diseñada en PowerPoint/ Imagen propia/ Fondo}

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¿Qué te ha alegrado el día de hoy?

Siempre me levanto temprano, con buen ánimo, para enfrentar un nuevo día, disfrutando la dicha de este regalo que llamamos vida. La primera gran alegría la recibí al revisar el teléfono: mi nieta me enviaba desde Argentina unas imágenes y videos de sus actuaciones como bailarina. Se veía imponente y elegante demostrando su arte dentro del grupo que escenificaba una complicada coreografía. Nada más hermoso para un orgulloso abuelo que esas atenciones de su pequeña que ya nos es tan pequeña; son detalles que transforman la nostalgia de su lejanía en felicidad.

Otro de los hechos que me proporcionó hoy una significativa alegría hoy fue que mi hermano salió muy bien de un cateterismo cardiaco que le practicaron. No pude estar a su lado, ya que reside en otra ciudad que me queda muy lejos, pero estaba pendiente y sentí una gran satisfacción cuando su esposa comunicó que no hubo ningún problema.

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¿Piensas que en la vida hay más dolor o más alegrías?

Desde mi perspectiva, siempre existirán más motivos para alegrarse que para entristecerse. Es muy cierto, por otra parte, que nunca he estado de acuerdo con quienes solo quieren mirar al mundo desde un perpetuo optimismo que niega la presencia de los momentos aciagos. Los dolores que atentan contra nuestro bienestar son reales, pero debemos asumirlos como pruebas de la existencia para aprender de ellos y disfrutar con mayor alegría de nuestros triunfos.

Los momentos tristes solo deben servir para valorar aquellos que nos regocijan; no podemos pensar que la mayor parte de nuestra vida está llena de dolor porque estaríamos negando el milagro providencial de estar en este mundo para luchar por nuestros sueños, para imaginar en todo momento que alcanzamos la perfecta felicidad que merecemos.

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¿Normalmente hablas más de tus problemas o tus alegrías? Puedes compartir con nosotros un momento donde sentiste esa emoción.

No me gusta hablar de mis problemas a menos que sea con mi esposa, quien por supuesto me conoce muy bien y en cuanto examina mi semblante sabe que algo sucede. A los amigos les refiero mis percances solo si estoy seguro de que ellos tienen la posibilidad de ayudarme, si no es así, me parece inadecuado estar incomodándolos con mis pesares sin necesidad.

Con respecto a las alegrías, la verdad es que tampoco hablo constantemente de esos hechos, pero sí los saco a colación cuando surgen en las conversaciones momentos propicios para hacerlo. Por lo general, siempre estoy buscándole un lado divertido a lo que hablamos, pero eso ocurre sobre la marcha, ocurrencias que surgen en el momento, algo en lo que me acompañan todos los que me conocen.

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¿Te consideras una persona alegre y que contagie a otras de esa bonita energía?

No me considero una persona que manifieste constantemente esa alborotada efusividad que poseen algunos, esos que tienen la virtud de prender una fiesta solo con el entusiasmo de su actitud. Sin embargo, desde hace mucho tiempo me di cuenta de que los demás me buscaban porque les parecía divertida esa cualidad mía de inventarle algo gracioso a cualquier tema que estuviésemos tratando. Esto se debe, quizás, a que esos comentarios aligeran las conversaciones y les ofrecen a todos los presentes la oportunidad de continuar exponiendo sus propias ocurrencias, mientras disfrutamos del momento.

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Invito a los amigos:
@rossnenye,
@casv y
@mahadisalim

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_{Nota: La imagen donde aparece mi nieta fue enviada por medio de WhatsApp; las demás son propiedad del autor y fueron tomadas con una cámara Sony, modelo: DSC-W180.}