A pesar de las dificultades que cada uno de nosotros presentamos hoy en día, la vocación de ser docente es algo único, el cuál nos impulsa a mantenernos firmes y no decaer, seguir adelante con lo mucho o lo poco que tenemos para darle a cada semillita el riego necesario de aprendizaje significativo para que estos crezcan grandes y llenos de conocimientos útiles que a lo largo de los años puedan transmitir a otras semillas y así construir una mejor sociedad, un mejor país. Está vocación que tenemos es un amor y dedicación tan grande el cuál muchos que no pertenecen a nuestra rama, no se logran explicar cómo aún vamos a nuestros colegios a dar lo mejor de nosotros con una gran sonrisa.

Cada día planificamos nuestras actividades con un gran propósito, no sólo llegamos a dar la clases, cada maestro que lea esto se identificará enseguida, porque siempre llegamos a saludar, motivar, abrazar, jugar, cantar y bailar, transmitimos luz en cada aula, en cada espacio y en cada corazón de todos los niños que año tras año nos dan la oportunidad de ser la persona encargada de guiarlos y educarlos.

Ser docente para mí, es una tarea ardua y de gran responsabilidad, que día tras día debo mejorar, buscar herramientas necesarias que me generen más oportunidades de lograr en cada niño un aprendizaje más óptimo y de calidad, que cada vez que entre al aula, los niños tengan ese brillito en los ojos y que sus sonrisas sean la respuesta de que lo estoy logrando, de que lo estoy haciendo bien.

Me encantan mis Lunes a Viernes, mis trasnochos planificando, mis múltiples madrugadas para alistarme y llegar temprano, mis dolores de cervical jeje son un poco molestos pero al ir a la farmacia por medicamentos, resulta que tienes el saludo de unas enormes pastillitas llamados alumnos, que te saludan con gran emoción y corren hacia tí con una gran abrazo y un fuerte grito que dice maestraaaaaa, jeje automáticamente se te quita todo y no lo podemos negar, es satisfactorio esos momentos y llenan el corazón inmensamente de felicidad.

No bajemos la guardia, ni tiremos la toalla, luchemos cada día por nosotros y por esas personitas maravillosas que nos llenan la vida de grandes momentos, cada día son retos nuevos, aprovechemos todo lo que nos puedan aportar cada estudiante y dar lo mejor de cada uno de nosotros para alcanzar el éxito, es maravilloso que tus estudiantes logren sus sueños y metas, y es más maravilloso y gratificante que tú seas parte de ese gran crecimiento.

Somos personas de luz el cuál iluminamos día tras día millones de niños que buscan aprender, crecer y superarse, no dejemos que las circunstancias que viene presentando nuestro país, opaque nuestra luz y nos dejemos llevar por la precariedad que actualmente vivimos y evidenciamos al pasar los días, olvidemos un poco de eso y no abandonemos nuestros puestos, nuestra gran labor, sigamos siendo esa gran luz de esperanza, llenemos nuestra aula de amor, motivación, dedicación, entusiasmo, alegrías, de grandes conocimientos y aprendizajes significativo para nuestros niños y niñas, sean grandes en la vida, esa sería la mejor paga que nos pueden otorgar nuestros estudiantes en un futuro no muy lejano.