Uróboros: Reencuentro (100% Power Up)

Este es un capítulo más de la serie escrita por mí para la comunidad de WORLD OF XPILAR:

Uróboros

—¡Mamá, mira, es una mariposa!—dijo sorprendida.

—Una mariposa monarca, hija—agregó ella.

—¡Es hermosa, mamá!

—Igual que tú, mi niña —dijo su madre y la besó en la frente.

—No quiero separarme de ti nunca, mamá.

—¡Perséfone, Iza, nos encontraron! ¡Debemos irnos cuanto antes!—gritó un hombre a lo lejos.

—¡Esa mujer tiene «La caja de Pandora», Atrápenla! —Ordenó un soldado.

—¡¿En dónde se supone que estuviste todo ese tiempo?!—le reclamé.

—Iza.

—¡Dime la verdad! ¡¿Por qué nunca me buscaste?!

—Lo hice.

—No me mientas. No soy una tonta. Muchas personas me han mentido desde que te vi por última vez. Sé reconocer a un mentiroso.

—Sí te busqué. Pero… había algo que debía resolver primero.

—Es suficiente, me largo. Dame «La Caja de Pandora», puedo cuidarla yo sola.

—No lo haré. Hay algo importante que debo hacer con ella. Y tú me ayudarás. Me ayudarás a cambiar el pasado. A evitar la caída del meteorito «Atlas».

—¡No! Solo pasan cosas malas cuando cambiamos el curso de los acontecimientos. Horus se obsesionó con ella y solo provocó catástrofes con este cilindro.

—¡Hijos, sujétenla!—les ordenó mi madre a aquellos extraños.

—¿Qué ves aquí, Iza?

—No te resistas, hija. El suero te hará responder siempre con la verdad y mientras más te resistas, más dolerá.

—Yo… yo veo… no quiero.

—habla, Iza, por favor.

—Veo una serpiente mordiéndose la cola. O una cola mordiendo la cabeza de una serpiente. No estoy segura de cuál es la cola o cual la cabeza, pues ambos extremos parecen la cola, pero ambos tienen boca. Tienen mucha hambre, como los humanos sed de poder. Como la organización «ARGOS» que dejó que cayera el meteorito «Atlas» una y otra vez, en un círculo sin fin.

«—¿Dónde dijiste que está la cola?»

—No lo sé—le respondí—.Supongo que comenzó ese día. Cuando «La Caja de Pandora» se abrió por primera vez. El día en que tú y yo nos separamos. El día en que conocí el planeta «Dafne».

—¿Qué ves, Iza?

—Estoy en el palacio de Horus.

—¿Cómo es el palacio?

—Neobarroco.

—¿Tiene algún cuarto que sea más especial que los demás?

—Sí.

—¿Cuál?

—El de las reliquias.

—¿Qué tiene de especial?

—Allí están los tres objetos.

—¿Viste los objetos?

—Solo a dos; a «La Caja de Pandora» y … no quiero —apreté la boca para evitar que se escaparan mis palabras.

—Habla, Iza.

—La Lanza de Longuinus.

—¿Qué hace la Lanza de Longuinus?

—Puede destruir la existencia de cualquier cosa.

—¿Incluso personas?

—Sí. Nunca habrán existido.

—Es un poder muy grande. Merece estar en manos de una persona que sepa hacer el bien. Alguien que los guie por un camino mejor. Un gobierno justo.

—Sí —sollocé.

—¿Cómo llego a ella, Iza?

—¡Nooooo!

—No te resistas, hija.

—¡Nooooo! No pue… ¡Por favor, detenlo! —gemía de dolor y el líquido helado recorría todo mi cuerpo.

—Dime, mi niña—Acarició mi pelo.

—Le prometí…

—Horus no está aquí. Te aseguro que es por el bien de todos.

—Los símbolos inscritos en «La Caja de Pandora» tienen la ubicación, son ecuaciones matemáticas.

—La Montaña Sísifo, ya lo intenté. En ese lugar no está «La Caja de Pandora».

—No en la Tierra, son coordenadas del planeta «Dafne».

—¿Qué? Ahora lo entiendo— reflexionó mamá—. Todo este tiempo hemos buscado en el lugar equivocado.

—Te odio.

—No tenía opciones. Este es el mejor de los escenarios terribles.