Una imagen una historia

  Una nueva oportunidad para fomentar la escritura creativa ha llegado gracias a la dinámica que auspicia nuestra amiga @franyeligonzalez . Por ello, me complace decir presente, ya que este arte es sinónimo de magia y conexión. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  El día de la cena de Fin de Año ha llegado y, en la casa de Fernando, desde las 5 de la mañana, comenzaron los preparativos para festejar en familia este día tan conmemorativo. Las mujeres están encargadas de todo lo relacionado con la gastronomía, los hombres se encargan de la decoración y los más pequeños de la casa, ambientan el entorno con sus carcajadas.

  Fernando es un diplomático. Por asuntos de trabajo vive en Islandia desde hace cuatro años. El deseo más anhelado de su mamá es que él vuelva a compartir con ellos una cena de Fin de Año y, a pesar de que ella sabía que no estaría presente, de igual manera le asignaba un lugar en la mesa.

  Aunque la mamá de Fernando añoraba su regreso, él durante los años anteriores no tenía ese deseo, ya que para él, disfrutar la festividad de Año Nuevo en Islandia, era mejor que en un país tropical. Sin embargo, su mamá jamás supo que esa era la percepción de su hijo.

Son las 6:00 PM

  Dijo la mamá de Fernando a toda voz. Esto implicaba que el momento de arreglarse para la cena había llegado, porque la tradición en la familia es cenar a las 9 de la noche.

  La mesa está lista y el reloj ha marcado que son las nueve de la noche. Todos se sientan en el lugar asignado y, la mamá de Fernando, mientras está compartiendo unas palabras, debe aclarar su voz, porque al ver que el lugar de su hijo estaba vacío, sintió ganas de llorar.

  Después de ese aclarado, la nieta menor se levanta y le da una palmadita en la espalda a su abuela; gesto que la reconfortó rápidamente y pudo continuar con las palabras de agradecimiento que siempre le gusta compartir antes de comenzar a disfrutar la última cena del año.

¡Buenas noches! ¿Cómo van a comenzar sin mí?

  Se escuchó repentinamente. Todos voltean al unísono y se dan cuenta de que, Fernando, estaba haciendo su entrada triunfal. Su mamá, sin pensarlo mucho, se levantó y le dio un fuerte abrazo mientras sollozamente le decía que la esperanza no se debe perder ni siquiera en el último segundo, porque ese estado emocional es mágico.

  Esa noche, la cena de Fin de Año en casa de Fernando volvió a tener la gran algarabía que caracterizaba a la familia, ya que después de cuatro años, finalmente todos estaban juntos compartiendo en una festividad tan icónica como lo es la despedida y bienvenida de un año.

  Fernando tomó la decisión de regresar a su país para compartir en Año Nuevo con la familia porque comprendió que, a pesar de que en Islandia tenía un paisaje navideño como en las películas, ese lugar jamás le daría el amor que puede transmitirle su familia en una noche tan mágica como la que se vive el 31 de diciembre.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!