¡¡Nuevo concurso!! | "Una imagen, una historia" - Despedida

Volvía del trabajo y pasé por una tienda de libros para comprar un número de National Geographic. Vi uno de los artículos que anunciaban en la portada y me sentí deprimido de repente. Podía haber dejado la revista en el estante y haber cogido otra, pero no consideré esa opción.

De regreso en mi casa, preparé té y me senté a leer. Cuando llegué al artículo que me incomodaba, me preparé para lo que sea que hubiera en él.

Esa foto…

Estos somos Faridd, Abdel y yo antes de que estallara la primavera árabe de la década de los ochenta.
Recuerdo ese día con gran detalle por una serie de eventos que ocurrieron desde ese momento en particular.
Era mi cumpleaños. Me desperté, me aseé, fui a desayunar y mis padres me sorprendieron con una bicicleta. Estaba tan feliz que comí rápido para ir a ver a Farid y a Abdel para mostrársela.

Mis dos amigos vivían en casas que quedaban muy cerca. Primero llegué a la casa de Ahmed y luego los dos juntos fuimos a la de Abdel y ahí nos quedamos jugando. La hermana mayor de Abdel, una chica hermosa que tenía una bella sonrisa que lo iluminaba todo, salió a ver lo que hacíamos. Entonces, me di cuenta de que ella también tenía un juguete: una cámara fotográfica que se compró con los ahorros de su trabajo. Ella nos pidió que posáramos juntos con la bicicleta. Yo estaba inquieto. No podía borrar la sonrisa de mi boca. El flash me cegó un rato. Adila nos dijo que en unos días develaría la foto y nos la mostraría. Se despidió y se metió en la casa.
Navim nos aclaró entre una carrera y otra con la bicicleta que su hermana estaba estudiando periodismo y que, como complemento, hacía cursos de fotografía.
Horas más tarde, cuando volví de jugar con mis amigos, llegué a casa y mis padres me recibieron con otros miembros de nuestra familia y un pastel enorme. Lo cortamos y comimos. Estuvo delicioso. Mamá me apartó otras dos porciones de pastel para llevárselos a Farid y a Abdel el día siguiente.

Al anochecer, como solían hacerlo, mamá y papá estuvieron viendo las noticias. Esa vez se veían preocupados. Yo no entendía lo que pasaba. Las manos de papá eran puños y mamá juntaba las palmas de sus manos y oraba a Allah porque nos liberara de aquello que se veía en la pantalla.
Fuimos a la escuela como era lo usual. Vimos clases y nos aburrimos en la de matemáticas, que era la que más nos fastidiaba. El día podía haber seguido así, normal… Hasta que, cerca de la hora de salida, la tía de Abdel se acercó a su sobrino para decirle que su hermana mayor, Adila, había sido arrestada. Me enfurecí, como si yo supiera lo que eso significara o como si supiera porqué le hicieron eso.

Nos despacharon de la escuela y la tía de Abdel nos llevó cada uno a nuestra casa. Los padres de mi amigo contrataron a un abogado para sacar a su hija de prisión, pero todo cuanto hizo fue en vano.
A medida que pasaban los días, los cambios del país nos fueron afectando a tal grado que mis padres vendieron objetos de valor para ellos e hicieron las maletas. No me dieron tiempo de despedirme de mis amigos ni de entender porque nos íbamos.
Al llegar al aeropuerto nos encontramos con otras personas que también estaban desesperadas por irse de la tierra que los vio nacer.

Fast your belts, fue la primera oración en inglés que aprendí sin conocer el significado. Lo siguiente, fue un tacto constante con este idioma que se hizo más suave y fácil de llevar a medida que lo aprendía. El alfabeto latino, muy diferente al nuestro, mantenía cada letra separada una de la otra. Las vocales sí aparecían, sí eran visibles y el hecho de cambiar de dirección a la hora de escribir era molesto.

Veo esta foto y pienso ¿cómo se la arrebataron a Adila de las manos? ¿Llegó a publicarla de alguna forma aparte de esta? ¿Qué pasó con Abdel y Farid y los demás niños? ¿Escaparon también o viven bajo el régimen?
Y mi bicicleta, ¿yacerá corroída por el óxido en alguna parte o algún otro niño la habrá aprovechado?