Concurso de escritura "127": El lugar misterioso en la orilla del mar

Estoy feliz de poder participar en este concurso de escritura organizado por el señor @xpilar, espero que esta historia sea de su agrado.

El agua se adentraba cada vez más a la impresionante estructura que lucía desolada y misteriosa. Albert llegó a ese lugar, por el azar del destino, su embarcación quedó a la deriva y lo menos que imaginó en su travesía, era toparse con aquel sitio.

Luego de meditarlo por horas, convenció a su tripulación de bajar y explorar el lugar. Nunca imaginaron encontrar objetos valiosos en plata y oro.

La avaricia se apoderó de algunos miembros de la tripulación, mientras que otros presentían que alguien vendría a reclamar esa fortuna y debían salir de allí. Era imposible que un magnífico lugar como ese estuviera solo, con tantas riquezas encontradas. Disimuladamente algunos tripulantes escondían en sus bolsillos pequeñas monedas de oro, con la esperanza de invertirlas y asegurar un próspero futuro con lo que habían robado.

Al capitán Albert no le gustó para nada estar allí, se sintió como un invasor y convenció a la tripulación de salir, pero éstos no acataban órdenes y se sentaron en varios tronos de oro, alineados de manera perfecta en medio de las reliquias y riquezas descubiertas. Los hombres gritaban cosas incoherentes "somos los elegidos y todo nos pertenece".

Albert no era persona temerosa pero esa tarde entendió que algo extraño estaba pasando y el miedo se apoderó de él.

Los hombres que tocaron el oro se transformaron en oro antes los ojos incrédulos de los que no sucumbieron al brillo de la fortuna encontrada, que desataba la codicia y avaricia, perdición de los hombres en el mundo.

Albert y tres de sus hombres trataron de salir del misterioso lugar, asombrados de lo que habían visto.

No lograban encontrar la salida y caminaron juntos por largos pasillos, en cada habitación había gran cantidad de oro que impresionaba. Al entrar en una de las habitaciones, observaron a una persona con un traje largo color blanco y le preguntaron ¿Quién es usted? ¿Qué hace en este lugar?.

El hombre le respondió "esa no es la pregunta que esperaba de ustedes. ¿No tienen curiosidad de saber que les pasó a sus amigos?", "unos de los grandes pecados capitales es la avaricia y codicia de los hombres, que a veces no tiene límites. Todo el oro encontrado en este lugar, son personas que amaron más las riquezas que sus propias vidas y fueron convertidos en lo que más deseaban, quedando atrapados para siempre en este lugar".

El hombre finalizó diciéndoles "ustedes son afortunados al no tocar lo que no les pertenece". Acto seguido les mostró la salida.

Albert y sus hombres fueron salvados porque no cayeron en la tentación y volvieron a ver un hermoso atardecer.