Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #22"./ La naturaleza me habla, por @danieladelavalle
Ese día cuando salí de mi casa no tenía muy claro adonde iría, solo pensaba en que necesitaba salir de las cuatro paredes de mi habitación. Mi corazón latía con mucha fuerza, como si alguien me hubiese pegado un susto, y mi mente no dejaba de pensar en cualquier cosa de manera intensa y paranoica: la ansiedad invadía cada parte de mi ser. Una de las cosas que me devuelve a la realidad es el agotamiento físico, sobre todo si es en un lugar donde el viento corre a placer y el sol llena cada rincón. Así que comencé a caminar, y al cabo de 45 minutos unos bellos arbustos y la verde laguna me daban la bienvenida. Me senté a descansar.
No pasó mucho rato cuando escuché un susurro:
-“Hey, ¿puedes escucharme?”
Miré a todos lados, pero no vi a nadie cerca que me hablara.
-“Aquí señorita, le habla el arbusto de cayena”
+“¿De cayena? Salga ya el que sea que me quiera jugar una broma”, grité con la esperanza de que alguien se asomara.
Nadie.
-“Seguiré con la conversa porque ya sé que me escucha, y si puede escucharme significa que tiene usted bastante sensibilidad. Además, se encuentra sin compañía, cosa extraña. Casi nadie viene para acá en solitario. Dígame, ¿qué le aflige que la hizo caminar tanto en soledad?
+“Primero, no sé por qué le contesto a un arbusto. Segundo, no es necesario estar afligida para salir a caminar sola, de hecho, lo disfruto más que en compañía”, dije y me levanté para sentarme en otro lado.
Pero adonde me dirigiera había arbustos de cayena. Ya la ansiedad me volvió loca, pensaba. Todos estos arbustos me decían algo que no lograba entender porque hablaban todos a la vez. Suspiré y me detuve delante de uno con flores naranjas.
+“Habla pues, si es que de verdad son ustedes. No entiendo porque mostrar esa magia delante de mi. A no ser que realmente sean duendes que me van a secuestrar”.
-“No somos duendes, pero si quieres los llamo para que te expliquen que ellos solo juegan con personas que no respetan el ambiente. En fin, si te hemos hablado es porque nos necesitas, dinos tu qué quieres”.
+”Que las voces de mi cabeza desaparezcan, eso quiero”. Seguí caminando lejos de los arbustos, y me recosté en el pasto para que tal vez el sol me calentara la mente y la hiciera callar.
-“No tienes que huir, es la humilde naturaleza la que quiere conversar contigo, sin ninguna trampa”-, dijo una voz muy grave. –“Escucha, solo escucha”.
No dije una palabra más.
-Entiendo que saliste a caminar para despejar tu mente y agotar la energía que crecía dentro de ti. No somos voces dentro de tu cabeza, somos tu propia mente y cuerpo, somos la laguna y el viento que corre y te despeina, somos todo.
Me levanté y decidí subir por unas escaleras hasta el punto más alto para ver el “todo”. Es una vista muy bonita, todo rodeado por montañas, lo único diferente pareciera ser el gran charco de agua verde. Pero es lindo, me tranquilizó darme cuenta que las voces en mi cabeza no son siempre negativas, aunque esas sean las que más fuerte hablen.
-“Porque tu les has dado ese poder. Si nos lo concedieras a nosotros mirarías la vida de otra forma”-.
+”Ahora una mariposa me lee los pensamientos”.
-“No te los leo, soy esos mismos pensamientos. ¿No escuchaste nada de lo que te dijo el Sol? Por ejemplo, yo me represento como lo más bonito de tu alma, porque para ti las mariposas significan belleza y paz. Debo ser muy optimista, porque en el fondo también lo eres tu. Fíjate con más detenimiento en tus emociones positivas y descubrirás las mariposas que vuelan dentro ti, lejos de los tornados que llegan sin propósito”.
Lo veía y lo escuchaba y no lo creía. Parecía un sueño todo eso, pero me pellizqué y dolió. Ojalá fuera tan fácil dejar a un lado los tornados y concentrarse en las mariposas. Ojalá todo se diera de forma sencilla, sin tanto alboroto que haga extrañar el silencio. Ojalá naciéramos con instrucciones para no tirar la vida por la rutina.
-“No sé cómo es que todavía no terminas de darte cuenta. Pero para eso estamos, a veces prestan más atención a otras cosas que les hablan que a su propia consciencia”-. Escuché eso mientras me acercaba al camino que lleva a mi casa; le había dado ya la vuelta a toda la laguna, y los dientes de león serían los que me despidieran.
-“Querida, llegaste aquí con dudas y desesperación, como muchas otras personas, aunque la mayoría lo nieguen o se tapen los cinco sentidos para fingir que están bien. Te digo, tu sabes que de vez en cuando te pones mal, no entiendes nada y lo único que quieres es sentarte a llorar: eso está bien, cariño, y cuando aceptas esas emociones puedes entender de dónde y para qué vienen. Tu mal es quedarte encerrada en ellas y no dejarlas ir cuando ya cumplieron su ciclo, es eso lo que debes mejorar. Nos escuchas, lo que significa que tu mente también tiene el poder de pensar en calma. Siempre te pasa, por eso dices que ojalá las mariposas llegaran sin tornados, cosa que sí sucede, pero cuando aprendes a llamar a las mariposas sin nada que entorpezca su vuelo”.
Desde ese día comprendí que las emociones negativas no son malas, lo malo es dejar que se queden por mucho tiempo, o peor, llamarlas sin sentido alguno.
Feliz de poder participar nuevamente en este concurso de @adeljose y @xpilar
Saludos amiga @danieladelavalle
Interesante forma de darle personalidad a nuestros pensamientos, esos que nos rodean en nuestra plena soledad y nos permiten descubrir nuestras necesidades espirituales.
Gracias por su entrada al concurso.
Participante #19