En efecto, el manejo prudente de nuestras emociones, especialmente cuando estamos enojados o frustrados, es una capacidad puramente necesaria en la vida ordinaria. A veces, bajo la tensión de la tensión, inflamamos la tentación de ser impulsivos y decir o hacer lo primero que viene a la mente. No obstante, gracias a una pequeña pausa , nos pueden evitar a decir o hacer algo de lo que más tarde nuestro arrepentimiento sigue.

Por supuesto, esto no sucede de la noche a la mañana y no es fácil por sí solo. En otras palabras, no es un ejercicio en el que podemos convertir a menudo de la mañana incluso si nos va muy bien. Sin embargo, si seguimos practicando e incluso, convertirla en un requisito, tendremos relaciones sanas con las otras personas menos desencadenantes; tendrás el suficiente grado interno. ¡Buena suerte!