#literatura-sc/ Un corazón generoso

Hola amigos de esta comunidad Scouts. Es un gusto estar esta semana como siempre compartiendo una nueva historia para la reflexión.

Portada editada en PowerPoint con fotos de Pexels

Antonio, era un señor de 55 años de edad que por motivos de salud se había quedado sin trabajo y que ahora, cuando empezaba a recuperarse había salido para intentar conseguir un nuevo empleo. Esa mañana con tan solo un cafecito en el estómago, Antonio salió con destino al centro de la ciudad y como no tenía suficiente dinero, a pesar que le quedaba muy distante se dispuso a caminar.

Para sorpresa de él vio por el camino una botella de vidrio rota, amenazante para los neumáticos de cualquier vehículo que transitara por esa calle. Por este motivo se acercó rápidamente y agachándose tomó la botella y los trozos de vidrios rotos y se dirigió para depositarlo en un bote de basura que estaba a media cuadra de aquel lugar.

En el bote de basura encontro un billete de 100 dólares-Pexels

Cuando llegó al contenedor vio dentro de él un billete de cien dólares, a prisa lo tomó y depositó la botella dentro del depósito de basura y llenó de emoción por aquel hallazgo se dirigió a una pequeña capilla que quedaba a la entrada del pueblo para dar gracias por la suerte que había tenido.

Cuando entró la celebración litúrgica estaba terminando y el sacerdote estaba dando algunos avisos parroquiales y entre ellos, señaló: " Pidamos a Dios para que entre todos podamos reunir los cien dólares que adeudamos por el servicio eléctrico y de esta manera no nos sea suspendido tal vital recurso".

Antonio se quedó pensando por un momento y aunque él lo necesitaba más que nadie, decidió donar el dinero encontrado a aquella iglesia.

Antonio necesitaba el dinero pero lo donó a la iglesia-Pexcels

El sacerdote le agradeció y él le dijo que Dios siempre auxilia al necesitado y lleno de mucho gozo por haber podido ayudar se despidió de aquel con destino a la oficina central de empleo de aquella ciudad.

Una media hora más tarde Antonio se encontraba en una gran cola de personas desempleadas llenando un formulario para solicitar un posible empleo, aunque por su edad pensaba que tal vez no tendría suerte porque la gran mayoría de los que estaban allí eran mucho más jóvenes que él.

Para sorpresa de Antonio, el sacerdote al que acababa de entregarle su donativo entró a la oficina para entregarle un sobre a su hermano, quien era la persona que estaba a cargo de aquella oficina y al ver a Antonio lo saludó y tras un rato de conversación se enteró que este buscaba trabajo y le pidió entonces que lo acompañara para hablar directamente con su hermano.

El sacerdote intercedió ante su hermano para conseguirle en empleo a Antonio-Pexels

Luego que conversaran los tres, Antonio fue contratado para ser el Sacristán de aquella iglesia y sería pagado por la alcaldía de aquella ciudad quien por ordenanza tenía la obligación de ofrecer este servicio a la comunidad.

De esta manera Antonio fue bendecido con un trabajo, con una remuneración aceptable y en un ambiente muy acorde a sus creencias, y todo ello gracias a su buen proceder por tener un corazón generoso.