39º Concurso sobre Valores. / "La Obediencia".
Hola querida comunidad Scouts y sus amigos. Ya estamos en la 39º edición del concurso sobre valores y aunque me incorporé tarde a esta dinámica, semana tras semana e intentado siempre dejar mi aporte porque me identifico con el objetivo de este espacio que es la de rescatar los valores para juntos construir un mundo mejor.
Portada editada en PowerPoint con foto de Pexels
Carlitos nunca fue un niño fiel obediente a las tareas y responsabilidades que sus padres le encomendaba, por el contrario cada vez que se le asignaba una labor, buscaba la manera para zafarcer de ella y así fue creciendo haciendo lo que se le pegaba en ganas, precisamente porque gozaba de la complicidad de sus abuelos, que siempre lo defendían de los castigos que sus padres pretendían darle para que fuese obediente y responsable.
Carlos siempre fue desobediente-Pexels
En una oportunidad cuando Carlitos ya era un joven de 16 años, su madre le pidió que fuese al mediodía al colegio por su hermanita Carolina de 8 años, porque ella tenía una cita médica a esa hora y se le haría imposible pasar por ella. Carlitos le dijo a su mamá que no se preocupara, pero cuando llegó el mediodía, la vecina Natalia, con la que él solía salir porque le gustaba, lo llamó para que le ayudara con una tarea del colegio y él como si no tuviese el compromiso de ir por su hermanita se fue a la casa de su vecina.
En el colegio, Carolina como vio que nadie iba por ella, en un descuido del portero salió rumbo a su casa, pero a su corta edad aún no sabía orientarse y al instante, tras caminar un par de calles se sintió perdida, intentó regresar al colegio, pero no supo que calle tomar, asustada por la situación se sentó en un banco de una parada de autobús y en su desespero empezó a llorar.
Carolina comenzó a llorar porque no iban por ella-Pexels
Mientras tanto Carlos seguía en la casa de Natalia sentado a su lado y luego de terminar con la explicación de la tarea de la universidad, ella le preguntó que dónde estaba su hermanita. En ese momento Carlos le dijo, sin remordimiento que de seguro estaría aun esperándolo en el colegio, pero la vecina lo reprendió diciéndolo que cómo era posible que fuera tan inconsciente; que si ella hubiese sabido que él tenía esa responsabilidad no lo hubiese pedido el favor.
De inmediato buscó su abrigo y se dispuso a ir por Carolina y Carlos al darse cuenta de su mal proceder la siguió y juntos llegaron al Colegio, pero ya ella no estaba allí. Preocupados por la situación empezaron a caminar por las calles cercanas al Colegio, hasta que Natalia la vio llorando en la parada de autobús.
Natalia alcanzó a ver a Carolina en la parada de bus-Pexels
Cuando se acercaron Carolina corrió a abrazar a su hermano llorando y este le pidió disculpa por ser tan desobediente y haberla dejado sola todo ese tiempo. Natalia le dijo a Carlos que a ella él le gustaba, pero que jamás estaría con alguien que no asumía sus responsabilidades, que primero estaba la obediencia a sus padres y luego lo demás y hasta que él no demostrara con acciones que lo había entendido no lo volvería a buscar.
Como a Carlos estaba verdaderamente enamorado de Natalia y ahora sabía que ella de igual manera le gustaba se propuso cambiar para volver a tener su confianza y cercanía.
A partir de aquel momento cada tarea que le asignaba su madre, su papá o sus abuelos, la cumplía a cabalidad sin poner objeción y de esta manera empezó a darse cuenta que todos sus familiares se sentían orgulloso de su correcto proceder y en muchas conversaciones algunos de sus tíos y abuelos le decían elogios delante de sus primos, hermana y vecinos como un joven muy maduro, responsable y obediente para su edad.
Aquellas palabras llegaron hasta los oídos de Natalia y sintiéndose orgullosa del cambio de Carlos lo visitó una tarde y lo felicitó porque ahora si era la persona de la cual ella querría enamorarse y a partir de ese momento Carlos y Natalia se hicieron novios hasta llegar a contraer matrimonio una vez terminaron sus estudios universitarios.