PRIMERA PARTE

Amanda es una mujer fuerte, emprendedora y con muchas responsabilidades. En su empresa, como dueña debe estar al pendiente de todo, y aunque delega funciones, igual es ocupada por varios de sus empleados en diferentes momentos del día. Forma parte de la sociedad de padres del colegio de su hija, pertenece a la Junta Directiva del gremio profesional, también es organizadora de eventos de caridad de la ciudad, está sacando un doctorado en Ciencias Gerenciales a Distancia en una universidad de Madrid, su mamá la ayuda a preparar la boda de su hermana menor, en su casa están remodelando la cocina, practica Yoga para manejar su estrés diario.

Su asistente, Margot, le pasa los mensajes y llamadas que están llegando en tropel: Su mamá que no hay flores blancas para la recepción que llame a la floristería; su profesor de yoga que debe asistir hoy a las 5 a su sesión y no puede faltar (3er mensaje); el capataz de la obra en su casa que rompieron un tubo y no encuentran la llave de paso del agua para cerrar y todo está inundándose; llamaron del colegio, que es urgente que se presente para evaluar el presupuesto y aprobarlo; La llamaron del gremio que hay un asunto delicado en el tribunal laboral y debe atender el caso hoy mismo; llamaron del hotel donde se hará la recolecta de fondos para el hospital de la ciudad, que debe ir hoy a seleccionar el menú y pagar el adelanto para la reservación, antes de las 5 de la tarde ya que hay otra empresa interesada en el espacio para la misma fecha; de la universidad le dejaron el mensaje que debe conectarse a la video conferencia hoy a las 3 de la tarde y la clase dura 2 horas; llamó el chofer que trae la materia prima y otros suministros, está detenido en una alcabala y debe presentarse con los documentos de la empresa para poder dejar libre al chofer, el vehículo y la carga, ah... y su esposo que no pudo regresar del viaje de negocios y que estará ausente al menos por una semana más...

Amanda se queda mirándola, de pronto todo se puso negro...

SEGUNDA PARTE

En vista de toda esta especie de huracán de compromisos y atolladeros de última hora, Amanda tomó nota de los mismos y decidió llamar a su mamá para decirle:

• Hola, madre. Te llamo para decirte que he decidido tomar un par de semanas de vacaciones. Te pido, por favor que, mientras tanto, te hagas cargo de mi hija. Y no olvides conversar con el señor que está haciendo las reparaciones en la casa. Por lo menos hay que detener el bote de agua.
• Ay, hija. ¿Y cómo se va a hacer con el asunto de la boda de tu hermana?
• Lamentablemente, no puedo hacer más nada por eso.
• Pero a ella no le va a gustar tu repentino cambio de parecer.
• Mira, madre. Lo que pasa es que apenas hoy me he dado cuenta de la gran cantidad de cosas en que vivo metida. La cabeza a uno se le vuelve como un kilo de estopa: un verdadero enredijo que, en vez de animarlo a uno a hacer las cosas, ese despelote a uno lo detiene o, peor aún, le ocasiona ansiedad y otras consecuencias como, jaquecas, mareos, visión borrosa; uno siente como si el aire le estuviera faltando. En pocas palabras, el ajetreo me está enfermando y he decidido, de súbito, detener el ritmo.
• ¿Y dónde te encuentras, hija?
• En un campamento turístico lejos de la ciudad. Pero te agradezco que no se lo digas a nadie, porque si se enteran de donde me encuentro, algunos son tan capaces de llegar hasta donde estoy.
• Pero, ¿no crees que te vas a meter en serios problemas?
• No importa, mamá. Después de este descanso pienso afrontar la vida de otra manera. Años atrás yo soñaba con trabajar y trabajar, pero la realidad es que el que mucho abarca poco aprieta. El éxito de una persona no radica en vivir en un eterno corre-corre con el agua hasta el cuello. Primero la salud y después lo demás.

_{Invitación: @petrarodriguez, @napito, @dulcem05}