Pronuncio, luego escribo
El español como todos los idiomas, tiene su propio encanto. Lo aprendemos de manera inconsciente desde pequeños; a través de la imitación. Los padres son nuestros más grandes mentores. Nos enseñan sin proponérselo; una enseñanza completamente espontánea.
Quizá cometemos los mismos errores y aciertos que ellos cuando hablamos. Heredamos algunos de sus vicios y pifias que nos impiden expresarnos correctamente. En el desorden ejercitamos nuestra expresión oral. Hablamos y seguimos hablando sin restricciones. El problema central, surge cuando queremos proyectar los sonidos articulados al papel o a la pantalla. Dar un salto del caos al orden.
En el mundo hay reglas que rigen nuestras conductas globales, y el español no es la excepción. Las reglas nos ayudan a construir los pilares de nuestra lengua.
… ¿En los libros?
…¿En las sagradas escrituras?
…¿En las mañaneras de mi querido y honorable presidente (“el cacas”)?
…¿En internet?
…¿O en la escuela?
No sé cuál sea la causa, sin embargo nuestros padres continúan eligiendo la última opción. Supongo que ellos, ya se encuentran cansados de enseñarnos a hablar y por eso prefieren dejarnos a nuestra suerte en un lugar sombrío, carente de emoción, creatividad y pasión.
Ingresamos al sistema penitenciario educativo, con dos habilidades (hablar y escuchar) “desarrolladas” del español. En la mochila cargamos con la esperanza de aprender las otras dos habilidades de nuestro idioma; leer y escribir.
En la educación básica (kínder, primaria, secundaria, Conalep) nos presentan las letras del abecedario. Las letras son el ADN de cualquier idioma. A partir de ellas, podemos formar sílabas y las sílabas a su vez producen palabras y las palabras son el principal vehículo de comunicación entre una persona y otra (a menos que vivas en la selva y te comuniques con los changos).
En ese esfuerzo por “aprender”, comprobamos que el español es un idioma fonético. Lo que significa que emitimos los sonidos en base a la combinación de las letras (consonantes y vocales). Es una enorme ventaja que nos esclarece el sendero de la pronunciación. El idioma de Shakespeare por su parte, no es un idioma fonético. Por eso muchos de los que intentan aprender inglés; pronuncian con la cola (me uno a la lista).
En el español, las palabras suscitan una melodía hermosa, que nos dan la pauta para escribirlas apropiadamente. No hay falla y tampoco incordios. La pregunta que emana del fondo de mi hermoso y apacible ser, es la siguiente:
La lectura y la escritura son procesos constitutivos, si hay errores en la escritura, habrá errores en la lectura. La ley de causa y efecto refleja esta situación.
Cuando pronunciamos, descubrimos en el sonido de cada término; un cierto matiz e intensidad discrepante. Al disociar en sílabas una palabra, percibimos con naturalidad una mayor fuerza en la pronunciación de una sílaba. Esta sílaba se llama: sílaba tónica. Que a diferencia de la sílaba átona, podemos escribirla con una tilde para denotar que allí existe dicho énfasis.
Los errores de acentuación son tan graves como los errores ortográficos. La mala ortografía causa cáncer de ojos y la falta de tildes desgarra nuestros oídos. A las pruebas me remito pequeños incrédulos, escuchen por favor el siguiente texto:
Con un proposito utupico, he creado este articulo para aprender a tildar perfectamente las palabras.
Vamos a ser capaces de diferenciar las silabas tonicas de las silabas atonas. Hacer enfasis en dichos temas nos ayudara a comprender mejor.
Mucho exito y bendiciones del sagrado corazon del divino niño Jesus.
Esa es la manera correcta de leer el texto anterior. Si no colocamos adecuadamente las tildes, vamos a propiciar el error.
Para ahorrarnos el desconcierto y metamos la pata en donde no debemos; aprendamos las reglas de acentuación.
Hacer buen uso del acento ortográfico se encuentra infravalorado en el contexto académico, profesional y personal. Un ejemplo claro: mis profesores universitarios; con más doctorados que maestrías. Escribían (algunos) correctamente a nivel ortográfico, solo que la gran mayoría no acentuaba debidamente. Si pasa este fenómeno en las grandes ligas intelectuales, no me imagino que sucederá con los fanáticos de la rosa de Guadalupe.
A la sociedad no le importa nuestra ignorancia y a las escuelas les importa un pepino nuestro idioma. El modelo educativo actual se preocupa más por acoger y enseñar el inglés. La globalización y su lengua han permeado en cada rincón de las aulas mexicanas. No considero que esté mal, a nadie le hace daño aprender, solo que a mí me gustaría que le mostraran mayor pleitesía al español. Propongo que en los tres niveles educativos, le dieran continuidad a la ortografía y acentuación, sin importar la carrera. Antes de iniciar un romance con el inglés; seduzcamos de una buena vez al español.
No forjemos ingenieros, médicos, abogados, contadores, psicólogos, maestros y en general, profesionistas deficientes. Eso sí, excelentes en lo que hacen; aunque incapaces de expresarse con integridad en su idioma natal. Tampoco insinúo en algún momento, que saber acentuar vaya a salvar vidas o que nos ayude a resolver un problema de la vida diaria y mucho menos que nos haga inmunes al putísimo coronavirus. Solamente opino que nuestro idioma merece un poquito de respeto, y si está a nuestro alcance hacerlo como hispanohablantes; hagámoslo.
El misterio de la acentuación será develado a continuación…
En líneas anteriores cité dos conceptos opuestos: la sílaba tónica y la sílaba átona. La sílaba tónica se pronuncia con más vigor y predomina sobre las otras que la acompañan. Sus damas de compañía se llaman: sílabas átonas. Todas las palabras (excepto los monosílabos átonos) contienen una sílaba tónica, y el resto son sílabas átonas.
El acento ortográfico solo se manifiesta en la sílaba tónica, no obstante; va a depender de las reglas de acentuación.
Comprendiendo estos dos conceptos, será más sencillo clasificar las palabras según su sílaba tónica. Existen 4 tipos de palabras: agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas.
El primer grupo de palabras que vamos analizar son las palabras: agudas o también conocidas como oxítonas. Estas palabras son aquellas, donde su sílaba tónica descansa en la última sílaba.
Existen dos tipos de categorías de palabras agudas: las que llevan tilde y las que no llevan.
Para averiguar si una palabra aguda debe tildarse, tendremos que observar si la palabra termina en n, s o vocal.
Ahora es el turno de las palabras graves, llanas o paroxítonas. Estas palabras tienen la sílaba tónica en la penúltima sílaba. Tienen las mismos tipos de categorías que las palabras agudas: con tilde y sin tilde.
Cabe mencionar que el 80% de las palabras de nuestro idioma; son graves.
Para tildar una palabra grave, el único requisito será que la palabra no finalice en: n, s o vocal. Es lo opuesto a la regla de acentuación de las palabras agudas.
El grupo de palabras que no tiene categorías, son las palabras esdrújulas o proparoxítonas. La sílaba tónica en las esdrújulas, cae en la antepenúltima sílaba. Todas las esdrújulas deberán llevar tilde. Absolutamente todas.
Luego tenemos las sobresdrújulas o superproparoxítona.
Van a tildarse siempre que sean verbos, su sílaba tónica va a yacer en la sílaba anterior a la antepenúltima sílaba.
Las sobresdrújulas se presentan en los verbos conjugados en modo imperativo, por ejemplo:
Salió un poco alburero mi ejemplo, lo siento.
Una singularidad de este conjunto de palabras es cuando los adjetivos se transforman en adverbios. Es decir; cuando tomamos un adjetivo ya sea grave o esdrújulo y lo convertimos en un adverbio.
Los adjetivos con tilde al pasarlos en adverbios conservan su tilde inicial y los adjetivos que no tienen tilde, no se colocan al convertirlos en adverbios. Para que sea más claro, vean esto:
A partir de este punto, estaremos listos para embellecer nuestras ideas y sentimientos, sin ambigüedades que alteren lo que llevamos dentro. Aún falta mucho camino que recorrer y otras reglas por aprender. Por el momento es todo.
Esperen, casi lo olvido. Escuchen otra vez el texto, respeté los acentos ortográficos. Deléitense con la corrección.
Con un propósito utópico, he creado este artículo para aprender a tildar perfectamente las palabras. Vamos a ser capaces de diferenciar las sílabas tónicas de las sílabas átonas. Hacer énfasis en dichos temas nos ayudará a comprender mejor.
Mucho éxito y bendiciones del sagrado corazón del divino niño Jesús.