Enfrentando la Tentación

Ser tentado no es pecaminoso, ni vergonzoso, me decía el abuelo cuando le comentaba sobre mis fracasos y bajones emocionales. En aquellos años era un joven aprendiendo a ganar en las carreras de ciclismo y a la vez complementaba el entrenamiento con lecciones de buceo. Es humano y normal sentir la inclinación a dejar todo votado y desistir, cuando aparece el dolor físico; acuérdate que dentro de cada uno de nosotros existen dos fuerzas opuestas; la inclinación al bien y la inclinación al mal; del entrenamiento que le demos a los comportamientos, vencerá el más fuerte.

Toda tentación consta de varios pasos básicos, es importante reconocerlos para poder enfrentarlos. En el ciclismo competitivo grupal, por ejemplo; cuando inicia la competencia el grupo va aumentando un ritmo fortísimo, esto lleva la finalidad de probar las piernas y el aire de los más débiles, algunos se van rezagando; aquí llega el primer paso de la tentación, bajarse de la bici, o desviarse e irse para la casa. Sin embargo quién está determinado en aprender, así sea en solitario termina la competencia. Y para la próxima, va a estar bien alerta, para no dejarse desconectar del grupo principal.

Otro ejemplo sobre cómo ganar la batalla de las circunstancias, no la enseñaron los primeros inmigrantes europeos que llegaron a las américas, ellos arribaron a las costas en condiciones supre-mamente precarias, con días sin comer, con embarcaciones débiles golpeadas por el mar; muchas familias murieron en el intento; perdieron la batalla ante la tentación de entregarse a las dificultades; pero aquellas familias que no se dejaron vencer de la inclinación al mal, superaron las múltiples tentaciones de dejarse morir en el océano.

De igual sucede con el emprendimiento en general, llámese matrimonio, o negocios, claro que van a llegar las pruebas y con ellas la tentación de desistir; asumir la responsabilidad personal está entre la inclinación al bien; con los comportamientos correctos le ayudas a ganar la batalla; y serás reconocido como un, o una conquistadora por todas tus generaciones.