El 26 de febrero de 1951 entró en contacto con la vida en La Maternidad Concepción Palacios, Caracas, el niño primogénito José Rafael. Su madre, enfermera del servicio de maternidad; y su padre un maestro muy comprometido con la profesión docente y el cumplimiento de la misión pedagógica. Un primer alumno a formar dentro del aula del hogar.

La oportunidad de mejor sostenibilidad de la nobel familia se vislumbró en la Meseta de Guanipa, en una ciudad que se estructuraba sobre terrenos arenosos, ríos algo famélicos, generosos adornados con algunas palmeras, moriches, mereyes y algún pasto cortante. La familia se ubicó, casi como colonos dentro de su propia tierra, en el eje vial polvoriento que seguía el trazado casi mecánico e improvisado por los transportes de obreros de la incipiente industria petrolera en pleno forcejeo económico, con la subestimación histórica- cultural de los nativos.

El proceso de instalación de la industria en poco tiempo había estructurado, tanto al Sur como en el centro y en el norte del Estado Anzoátegui importantes y modernas infraestructuras, urbanizaciones o campos petroleros en los que debían establecerse la fuerza laboral estratificada.

Las primeras luces de la educación entran obligadas, luego de un trajinar por las sabanas del Sur y una meseta con un poco de más vegetación. A los 07 años ingresa al primer grado en la Escuela Mene Grande Oíl Company (M.G.O) Concluidos los estudios en la escuela primaria las ofertas de prosecución existentes en la ciudad de Anaco, estaban representadas por algunos colegios fundados por iniciativas privadas, de tipo mixto, en los que solo se logra alcanzar el tercer año del sistema de bachillerato. Los liceos en los cuales se podía cursar bachillerato completo estaban en las capitales de los estados.

Luego de tres años en el colegio “Dr. Agustín Rafael Hernández” la culminación del bachillerato tenía dos opciones: 1.- Mudarse con la familia paterna ubicada en la capital de la República o 2.- mudarse con la familia materna arraigada en la capital del vecino estado Sucre. De modo que en el año de 1968 culmino el bachillerato en el Liceo “Antonio José de Sucre”, de Cumaná, egresando con título de Bachiller en Ciencias. Los estudios en la universidad resultaron interrumpidos por el cierre temporal de la UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA, por causas políticas, en el año de 1969; obligando al traslado a la ciudad de Mérida para ingresar a la UNIVERSIDAD DE LOS ANDES, en el año 1970; de donde egresé en 1976 con el título de Arquitecto.

Cuatro hermanos y una hermana con aptitudes artísticas, naturales, autodidactas y deportivas contribuyeron por inclinarme a desarrollar sensibilidad para obtener satisfacciones a través de la visualización de recreaciones pictóricas, escultóricas, fotográficas; teniendo en cuenta las habilidades pictóricas y formación histórica sobre el arte compartida con nosotros por el padre.

Reproducir dibujos para las carteleras de los últimos cuatro años del trayecto de la educación primaria fue un ejercicio definitorio para explorar en el aprendizaje del dibujo artístico. Dibujar de forma aficionada construyendo un catálogo memorístico familiar: la abuela materna, la tía soltera, la hija menor y algunos personajes influyentes en el curso político de la sociedad mundial.

Por más de treinta años suspendí la práctica del dibujo artístico; y entrando ahora en la etapa de adulto mayor he decidido retomarla y buscar satisfacciones que compartir con propósito estético y ético en la comunidad sin sugerir debates estériles.

Espero que la vida y un cambio en las circunstancias económicas actuales me permitan desarrollar algunos trabajos que placenteramente compartiré; hoy comparto un dibujo reciente realizado con aguatinta y pincel: “Los zapatos luchan contra una vida efímera”.