¡Opciones! ¿Qué será? #55- La dama misteriosa

F

He tenido que venir a parar a un pueblo donde conocí historias de los ancianos, me parecieron muy curiosas. Así que opté por alquilar una casa en las afueras del pueblo. No tan distante como para no poder ir caminando a diario hacia él, pero sí alejado de los ruidos del hombre.

Es un ambiente pasivo. Lejos del bullicio de autos, de niños, de adultos con sus improperios. Todo es música de bosque. Plantas, árboles, brisa y aves que cantan en la tranquilidad de sus domínios. Es justo lo que buscaba para empezar a soñar.

Algo me llevó a un sueño diferente al que esperaba, desde la primera noche empecé a escuchar sonidos extraños en la casa pero no me dejé inquietar por ellos, siempre busco una respuesta para los sonidos. Ardillas, gatos, insectos, reptiles… nada que me saque de mi presente.

La tercera noche los sonidos ya eran muy particulares y decidí salir de mi habitación e ir en busca de la respuesta. En el pasillo, sin ir muy lejos estaba allí, un halo de luz, no sé si entraba desde el techo o salía desde el piso, un halo en longitudinal y tomaba forma poco a poco hasta que se convirtió en forma de una mujer.

Me asombré, me quedé muy quieto como esperando algo que no sucedía. No hubo ademanes para asustarme, ella estaba cabisbaja, mirando algo en el piso. Sus manos en sus ropas. No eran ropa de época actual, era vestimenta antigua, ancha, con olganza y encajes. Era mujer blanca, de semblante sufrido. Con manos abiertas pegadas a su vestido, sin moverse. Solo mirando.

Yo también miraba, la miraba a alla, en espera de cualquier movimiento para salir en estampida. Mi ritmo cardíaco se oía a distancia, no necesitaba de instrumentos médicos para saber que tenía una taquicardia acentuada. Mis ojos estaban exaltados como tratando de salir de mis orbitas. Y en mi cara creo que no tenía ni una silueta de arrugas, si tenía alguna, todas se alisaron por lo tenso de mi posición. Espero y espero… no sé cuanto tiempo me quedé observándola, y ella allí, petrificada, sin moverse, solo mirando.

En un momento la luz ella se empezó a disipar y se volvió borrosa hasta desaparecer. Yo continuaba allí. Ya no era de noche, era de día, los rayos de sol comenzaban a entrar por las ventanas y fue cuando noté que yo aún estaba pegado al piso viendo a la nada. Que sorpresa tan extraña. Sin sustos de parte de ella, sin palabras. Solo ella y yo, sin hablar, sin movernos.

Decidí salir al pueblo y comencé a hacer preguntas sobre la casa. Los ancianos contaban muchas cosas pero ninguno contaba lo que yo quería escuchar. Alguien me escuchó preguntando con mucha firmeza y se acercó a interrogarme a mí.

Me preguntó si yo había notado algo extraño en la casa que me había perturbado y por eso mi insistencia esa mañana. Yo le contesté que solo quería saber sobre las historias de esa casa para poder escribir sobre ella. Ella me dijo que la casa pertencecía a su familia desde hacía muchas generaciones. Ellos, sus descendientes, debieron dejar la casa porque no tenían tranquilidad en las noches pero nunca vieron nada. Y ahora la casa se convirtió en su sustento ya que las personas la buscaban precisamente por las historias de aparecidos que surgieron a través de los años.

Realmente ellos no saben a qué se debe que la casa tenga tantos ruidos. Yo decidí averiguar a partir de esa noche de quien se trataba. Debía vencer mis miedos y preguntar.

La siguiente noche sucedió lo mismo, los ruidos, la aparición en el mismo lugar y mi exaltación que no me permitía formular palabras. Debía acabar con eso por mi salud, ya que llevaba cinco noches seguidas y yo sin poder articular palabra, nunca descubriría nada así.

Esa noche, la sexta fue diferente, ella apareció, levantó la cabeza, me miró y su mirada era tan desolada. Sin duda necesitaba ayuda. Y mi corazón fue cediendo a la pregunta que día a día repasaba sin parar para cuando llegara ese momento…

¿Qué quieres que haga por ti?

Ella señalaba el piso, yo no entendía nada.

“háblame, no te entiendo”

Ella solo señalaba y volvía a su postura inicial… mirada hacia el piso, consternada, y sus manos abiertas sobre los lados de su ancho vestido antaño.

Volví al pueblo a seguir preguntando sobre lo que allí pudo suceder un día. Le pedí a la chica que me contara sobre la historia de esa casa en los tiempos de los colonizadores y los primeros dueños de casa. A lo que ella me contó que hubo una historia que sucedió con uno de sus antepasados.

Su abuela de octava o novena generación ancestral había vivido allí por muchos años con su esposo. Hombre frío que tenía mucho dinero y nunca entendió a su esposa. Maltrataba a los esclavos y se reía de la desgracia de ellos. Se complacía en flagelarlos, los ataba, dejaba sin pan ni agua a pleno sol. Por días ellos no salían de su castigo, hasta que él nuevamente los soltaba y decía que ya estaban domesticados.

La esposa de este señor era muy servicial y creyente en las cosas de Dios. No entendía como la maldad se apoderó de su esposo y hacía tanto daño a todos, incluso empezó a tratar mal a su esposa también. Ella lo soportó tanto como pudo, ya tenía 20 años de matrimonio, pero un día ya no apareció su esposo. Ella estaba muda y su mirada se perdió. Se sumergió en su casa, sin salir de ella. Los esclavos quedaron allí sin jefes, atendiendo lo que era el hogar que ellos conocían pero sin huir. Ya no había de qué lamentarse porque su dueño se fue, desapareció.

Hasta que ella murió a los pocos años. Nadie supo que ocurrió y a donde fue a parar su esposo. Los hijos crecieron, se fueron, hicieron sus vidas cada cual y la casa permanece abierta desde entonces, sin vida permanente. Solo acudían a esa casa las personas que han venido a permanecer algunos días en el pueblo, se quedan allí y luego se iban, Sin querer volver. Pero son muchos los que vienen para vencer el misterio, solo que nadie lo ha logrado.

Decidí pasar a otro nivel esa noche y tratar de entender lo que allí ocurrió. Estaba seguro de que esa aparición era de esa mujer, de la que hablaba la chica del pueblo.

F

Me quedé esa noche esperando a que oyera el ruido hasta que pasó. Llegó la señora. La llamé por su supuesto nombre, ella volteó enseguida, me miró fijo con ojos grandes, expresivos. Yo le pregunté de nuevo…

¿Que puedo hacer por ti, Rosibel?

Ella me señaló el piso de nuevo, pero esta vez me dijo…

“ayúdame a sacarlo de allí.”

¿A quien, o qué, o de donde, Dime por favor?

Ella se flexionó y me hizo notar una de las tablas del piso y allí sobresalía un pedazo de astilla. No muy grande, pero al sujetarla se aflojaba fácilmente y dejaba ver un hueco en el piso. Busqué algunas herramientas y empecé a retirar los maderos y a escavar el piso arenoso, no muy profundo.

Mi pala chocó con algo, era una alfombra. La saqué, no pesaba mucho. Pensé que encontraría un tesoro escondido y mis ojos cada vez se engolosinaban más. Pensando que esta hermosa mujer me escogió para desenterrar el tesoro familiar. Abrí la alfombra, y al dar vuelta me topé con un esqueleto. Había un cuchillo a la mitad del torax. Que pude notar que fue lo que ocasionó la muerte de esta persona. Y allí estaba su nombre marcado en una pulsera que se podía ver en lo que antes era antes su muñeca gruesa.

Mientras escarbaba ella desapareció. Yo me fui corriendo al pueblo y avisé a los familiares de mi hallasgo. Vinieron las autoridades y con la historia que la chica relató ya estaba muy claro la desaparición del esposo de Rosibel, el hombre había sido asesinado por ella. Supusieron que su esposa lo había asesinado, sola o con ayuda, lo cierto es que nadie la acusó por lo terrible que él había sido con todos.

Esa noche regresó Rosibel, ahora me miraba a mí, su posición había cambiado, sus manos estaban libres. Su mirada era de agradecimiento y solo me dijo por última vez:

“Pide a mis familiares que hagan misas por mi alma, solo me queda esperar por la misericordia de Dios para ir a su encuentro. Ya estoy liberada de castigo en tierra, ahora debo pasar un tiempo en mi purificación por mi pecado cometido. Nos liberamos todos del tormento de un demonio en vida, pero me esclavisé a mi misma en tierra. Gracias por que me has ayudado a ser libre y empezar a purificar mi alma. Gracias”

Se marchó, ya no regresó. Le comenté a su familia lo que me dijo y así lo tomaron. Hablaron con el padre para que orara por el eterno descanso de su alma. Y la familia asumió las oraciones por sus antepasados.

Yo me fui complacido con la historia que había encontrado y con una tranquilidad en mi corazón por haber ayudado a un alma perdida durante tantas generaciones.

Esta es la participación en el concurso de la amiga @patjewell en el concurso “Opciones! ¿Qué será? #55" con el tema Misterio en la comunidad @steemforladies.

Invito a participar a los amigos @miyexi, @rdp89 y @wendyalexa.

El 10% de mi publicación será para la comunidad @steemladies.

El 25% será para @null.

Sigan con el siguiente enlace