"Ahora soy un anciano. Sabes que 80 años es mucho. Mientras me siento en mi escritorio y cierro los ojos, los recuerdos de mi querida esposa vuelven a mi mente. Han pasado 10 años desde que falleció. Crecimos juntos en el mismo vecindario, fue a la misma escuela y se enamoró a una edad temprana. Sabes, 50 años de amarse y cuidarse el uno al otro es mucho y atesoro cada momento como ayer.

Tomo mi bolígrafo y empiezo a escribir algo para ella. Quiero que sepa que mi amor por ella nunca morirá y espero volver a estar juntos en el cielo".

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Querida mía, debes saber que ya no distingo mucho, mis gastados ojos van perdiendo ese poder de mirar que tantos recuerdos me dejó, esos, son mis tesoros, porque allí están mis mejores trofeos, puedo describir sin problemas tus ojos que no han dejado de mirarme, desde que éramos unos niños y que, desde allí, hasta el lecho dónde nos despedimos, porque te llegó el momento de descansar, yo todavía veía esa llama brillar en tus ojos tocados por los años y la inclemencia de tu enfermedad.

Me dijiste hasta luego y sonreíste como nunca lo habías hecho, esa última sonrisa, la cargo conmigo a cada paso que doy, la tengo en el rostro de nuestra hija, en el de una nieta hermosa que crece pintada con el mismo pincel usado para dejar tus ojos en la eternidad.

Sé que me estás esperando, puedo mirar las nubes y veo tus ojos mirando desde lo alto para sonreír juntos, sobre todo, cuando en silencio te cuento como voy llevando los días.

Te quiero contar ese secreto de toda la vida, cuando te pedí ser mi novia, éramos unos niños; te reíste y me sentí muy triste, pero cuando nos despedimos, al llegar a tu casa me diste ese beso que apenas me rozó la piel, me hizo tan feliz que no dormí esa noche, quería mantener esa sensación bien atesorada, después fueron muchas las flores que los vecinos perdían, para que tú adornaras tu cabello, hoy tengo los cuadernos donde las guardabas, no quiero que te enojes, pero no puedo reprimir las lágrimas, aunque tengo que esconderlas para que nuestra hija no tenga preocupaciones o venga con sermones.

Hoy te escribo porque es la fecha de nuestro aniversario, como son las cosas, siempre lo olvidaba, resulta que ahora siempre lo recuerdo, he recogido unas flores para ti.

En este momento, estoy tomando tus manos, como lo hacía al terminar cada desayuno y ahora estoy rememorando esa sensación que me dejaste hace 10 años, tus manos entrelazadas con las mías, están tan frescas en mi recuerdo, quizás nos veamos pronto, ya mi cuerpo lo desea.

Solo quiero que sepas que aún te amo, que tú sonrisa me acompaña, que en cada paso que doy, tengo tu mano sostenida, quizá así caminemos en los jardines celestiales, pero mientras siga aquí, como un viejo gruñón, así me dicen los muchachos, nuestros hijos, que ya no son tan niños, te seguiré escribiendo hasta que podamos a estar juntos.
Quiero que sepas que solo conseguí lirios blancos, no los rojos que tanto te gustaban, espero que no te importe, hasta pronto vieja querida.

Te envío muchos besos.

La imagen fue generada con la inteligencia artificial: Photoleap y editada con PhotoScape.