Reflexiones semanales #29: ¡Un momento con el cielo!
Imagen propia/ F
Siempre que observo un arcoíris en el cielo me parece un encantador regalo de la naturaleza. Esa etérea profusión de colores que adorna al firmamento es un efímero espectáculo que se debe disfrutar con la ingenua mirada de un niño, sin pensar en las rígidas explicaciones de ese lenguaje científico que lo despoja de emociones para entregarnos una desangelada verdad que jamás ha podido competir con la imaginación. Mientras no haga falta, no deben buscársele porqués al arcoíris, solo tenemos que admirarlo y dejar que la fantasía decida qué se puede hacer con esa maravillosa aparición.
Un arcoíris disipándose...
Muchas veces he escuchado la leyenda que se refiere al tesoro que se encuentra al final del arcoíris y he leído innumerables cuentos y relatos que se inspiran en este incomparable fenómeno visual, pero lo primero que recuerdo inevitablemente cuando miro uno en el cielo es la ocasión en que los campesinos de mi pueblo me contaron que los arcoíris son pintados en las nubes por dos ángeles que envía Dios para avisarles a quienes están en la tierra que dejará de llover. Hoy en día, estoy casi seguro de que aquellos hombres del campo sabían que esa hermosa explicación era irreal, sin embargo, les encantaba referirla para estimular la creatividad de los niños y para tener presente que en el cielo se encuentra un Ser Supremo que nunca los olvida.
Un cielo propicio para el arcoíris.
Después de algunos años, me enteré de que esa breve historia que me narraron los humildes labradores del lugar donde nací estaba directamente emparentada con las sagradas escrituras. En efecto, en La Biblia, una vez que transcurren los cuarenta días y cuarenta noches que duró el diluvio universal, cuando el arca de Noé se posa al fin en un sitio seguro, Dios les dice a los sobrevivientes que un arcoíris es la señal de que nunca más volverá a enviar a la tierra un aguacero tan arrasador como el que acababa de terminar. Desde esa bíblica perspectiva, entonces, el arcoíris es el símbolo de un nuevo comienzo, de la esperanza en que la humanidad transitará por los apreciados senderos del amor y las virtudes, del pacto eterno y sagrado entre Dios y el hombre.
No es difícil constatar, por supuesto, que la magia del arcoíris entre las nubes despierta la imaginación para que en todas las artes florezcan infinidades de obras relacionadas con su especial encanto; pero también está presente en las sencillas expresiones de los seres humanos que perciben, a través de la fe o de sus más arraigadas tradiciones, que la aparición de ese arco de colores es un prodigio que, además de su proverbial belleza, anuncia cosas buenas.
Invito a los amigos:
@santamorillo,
@claritza42 y
@simonisai15
Nota: Todas las imágenes, excepto el arcoíris de la portada, pertenecen al autor y fueron tomadas con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.
Best regards
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Team 01 - Steemit Explorers Team
@damithudaya
Le agradezco su apoyo. Saludos...