Tu Mano Señor.
oigo músicas no oídas,
y recibo secretas vibraciones de otro cielo,
que me llaman a mi corazón,
aloja todo el contento, del vivir humano,
tal como lleva la pequeña hoja,
en su verde color, todo el verano.
¡Oh amor! tu mano. Señor,
pura también te llamó, oigo tu voz,
tras la pasión que me cautiva,
y está abierta a la luz mi vida,
entra la alcoba la claridad,
para una fiesta. Nada, nada ambiciono,
sino este don benéfico,
alcanzado a cambio de la gloria,
que perdona, y de mi propio nombre,
que he olvidado. Seráfica mañana,
vaso de gracia en que la luz se encierra,
recibe mi oración,
que es hoy emana del júbilo,
infinito de mi corazón.
hermosa reflexion amiga..
Gracias amiga, que bueno que te gusto!