Concurso Escritores Estrellas de Steem 6 - "La Gratitud como mejor actitud" - Aquella Gratitud Que No He Olvidado

Saludos amigos de Steemit. Hoy les hablaré de la gratitud, gracias al concurso ideado por la comunidad Stars of Steem y la moderadora @blancat ¡a ustedes gracias! El siguiente relato parte de una experiencia propia, en la que la gratitud fue recíproca, entre las dos partes involucradas, un estudiante (yo) y su profesora. Espero sea del agrado de ustedes ¡Abrazos!

Hace casi veinte años estuve cursando el tercer semestre de una licenciatura en teatro, fueron años un poco difíciles para mí porque debí mudarme a la capital y tratar de mantenerme yo solo. Había asumido la nueva responsabilidad sabiendo que alquilar una habitación, costear la comida diaria y el pasaje, entre otros gastos, exigía trabajar a la par de mis estudios. No obstante me cuidé de caer en algún trabajo absorbente y me dediqué a una vida laboral más freelance.

No era mucho lo que ganaba dando clases de teatro, haciendo alguna que otra asesoría estudiantil o como actor en funciones de teatro. Mi situación económica era un poco precaria, debía gastar en lo básico y abstenerme de algunos gastos en gustos como el cine, el teatro, entre otros, y también seguía viajando a mi pueblo natal donde estaba mi grupo de teatro y mi familia y eso implicaba tener dinero para ello.

A pesar de algunas carencias, siempre tuve buenas calificaciones, mi rendimiento era óptimo, era muy disciplinado en mis clases, llegaba temprano incluso cuando viví unos meses a dos horas de la universidad, tenía todas mis tareas hechas en el tiempo requerido. En el tercer semestre, ya yo era un poco mayorcito en comparación a mis compañeros, éramos como tres o cuatro la excepción que pasábamos un poquito de los treinta, el resto eran menores de edad o se iniciaban en la edad de los veinte.

Todos, o casi todos, eran desordenados con sus cosas, impuntuales, entregaban las asignaciones con retraso, y criticaban a una docente, que aparte de ser una excelente actriz de teatro, inculcaba amor por este oficio pero también el rigor y el compromiso necesario para ejecutarlo. En reiteradas ocasiones la profesora les llamó la atención, me sentía como en una escuela primaria, y aunque no era conmigo, sentía pena de mis compañeros.

Un día en que llegué sin desayunar, porque no tenía en ese instante alimentos, perdí un poco la paciencia y expresé todo lo que sentía, porque mis compañeros criticaban a la profesora entre ellos, pero no hacían nada para mejorar su comportamiento. No puse en evidencia frente a la docente sobre sus insanas críticas para con ella, pero les reproché el hecho de que no se supieran la letra de sus personajes, que dejaran el vestuario o sus elementos regados o en sus casas, que llegaran tarde o no asistieran todos regularmente, eso también afectaba mi trabajo.

Con un nudo el garganta revelé que no había tomado desayuno ese día y la causa, y para ser más dramático y drástico, que no tenía comida en la casa donde tenía una habitación alquilada, y aun así tenía todo al pié de la letra, y ellos que eran en su mayoría mantenidos por sus padres, afectaban el desarrollo normal de las clases y no deseaba que eso perjudicara mi rendimiento académico.

Después de aquella jornada, ya en otras actividades, me encontré a la profesora en uno de los pasillos de la universidad, ella iba despidiéndose por ese día, y me dijo que pasara por la recepción, que allí había algo para mí. La profesora se fue y me sentí intrigado por lo que me dijo. Al llegar a la recepción, ella me había dejado un mercado completo con el vigilante. No lo podía creer, y a la vez sentí vergûenza porque yo había asumido la responsabilidad y las consecuencias de haberme ido de mi pueblo para estudiar y estaba consciente de que debía resolver mi vida, pero no así.

Sentí vergüenza, pero a la vez sentí gratitud en aquel gesto de su parte, era como un reconocimiento por mi sinceridad y que quizás con ella aportaba algo a lo que la profesora trataba de enseñarle a mis compañeros. Pero aquella había sido la última clase, ya que la profesora había renunciado y no supimos, no la volvimos a ver más en nuestras aulas, pero sí pude verla en los teatros, en grandes montajes escénicos como actriz. Todavía le estoy agradecido por su gesto, que no he olvidado.