Él no le molesta mucho el ruido, es tranquilito como un bebé cuando está dormido y le fascina que lo acaricie. En tal en sí, ellos son muy pulcros, con su pequeña lengua fácilmente se asean y pueden escuchar los ruidos de larga distancia.

El cuándo está contento, vienen hacia ti y te da unos masajes que te relajan ¡OJO¡, hay que estar pendiente porque tanta confianza te puede rasguñar de repente, es loco, pero así mismo lo quiero mucho.

Por un cierto tiempo quedo triste, no quería comer, ni llegaba a la casa. La causa fue, que su hermano se fue de la ciudad y era su defensor, ahora quien podía llenar ese vacío que tanto le angustiaba, pero él se acordó que tenía unas grandiosas mujeres esperándolo y con su comida favorita que es el pescado. Ya se le paso, pero yo creo que, en ese pequeño corazón, nunca se le va a olvidar su sangre.