Mi día estuvo algo movido, me levanté bien temprano, a las 6:30 am ya me estaba preparando para salir a realizar unos mandados. No me dio tiempo ni de tomar café. En días de semana radical, que son los días que el gobierno implementó como medida para evitar la propagación del Covid-19, reduciendo los horarios de las actividades comerciales y de transporte, debes aprovechar hacer las diligencias lo más rápido posible antes de la 1:00 pm.
Todo lo pude hacer con buen tiempo. Cuando regresé a casa ya eran las 9:30 am. Mis hijas ya yacían levantadas y preparaban el desayuno para ellas y para la visita inesperada. El novio de mi hija mayor vino de sorpresa. Así que tocó atenderlo coo Dios manda.

Es bueno llegar a casa y encontrar armonía en la cocina, me gusta atender tanto a mis invitados como a los de mis hijas, además que la mayoría son muy colaboradores en las actividades del hogar. El desayuno estuvo suave, unas arepitas asadas rellenas con margarina, queso y mortadela, acompañado un café negro.
Terminamos de desayunar e inmediatamente se asea la cocina para comenzar a preparar el almuerzo.

Por lo general, cuando no tengo previamente en mente lo que voy a cocinar, hago un consenso familiar y llevamos a votación lo que se va a preparar. Hoy elegimos entre arroz con pollo y pasta con pollo. Y como pueden notar, ganó el arroz con pollo. Este plato nos encanta comerlo, más si lleva chuleta ahumada porque el sabor es muy diferente.
Para preparar este arroz con pollo utilicé 3/4 de pollo, 1 chuleta ahumada, 2 tazas de arroz, condimentos, vegetales y los acompañé con tajadas fritas de plátano maduro.
Este es un plato completo, ya que tiene carbohidratos y proteínas. Con esta preparación comemos 4 personas y tiene un costo aproximado en gastos de 5$.

La merienda esta vez me tocó prepararla a mi. Al novio de mi hija le encantan las galletas de pasta seca y vino preparado con todos los ingredientes para que las hiciera. Estas galletas la mayoría de las veces las hace i hija menor, pero como hoy no quería hacerlas me tocó. Así que merendamos nuevamente galletitas con café.

Y la cena también fue un dilema, porque unos queríamos pizzas y otros tequeños. Al final decidimos la pizza con lo que conseguimos en la nevera, sólo tuvimos que salir a comprar los tomates para la salsa porque sólo me quedaba uno. La pizza la hicimos con queso blanco, mortadela, maíz y pimentón, además de la salsa por supuesto.
Estábamos muy emocionados preparando la pizza, la masa la realizó mi hija menor, del resto me encargué yo. Hasta que metí la masa al horno para que se cociera antes de prepararla. Allí nos dimos cuenta de que la levadura no se activó y la masa quedó apermasada, esto significa que quedó malísima, jajajajaja. Pero de igual manera le agregué los demás ingredientes y la terminé de hornear.
Y con este desastre de pizza cenamos, aunque de sabor estaba muy bueno.

Así transcurrió mi día culinario, como siempre me despido no sin antes agradecerle a Dios por los alimentos que ingerimos hoy en nuestro hogar y esperando que los demás hogares también estén dotados de alimentos para su sustento diario. Hasta un nuevo día. Nos vemos.