Alerta de concurso ⚠️: Lo que haría mejor si pudiera viajar en el tiempo.
Caminaba rápido, dejé atrás a mi esposa y mi hijo, y sentí que algo se rompió en la rodilla. Caminé más despacio para llegar a casa. En esa ocasión, me operaron la rodilla, y mi esposa trabajaba turno tarde. Le dije que dejara de trabajar porque, de noche, es peligroso, y no podía ir a buscarla ni cuidarla, al no poder caminar después de la operación. Entonces, de repente, no teníamos dinero para ir a rehabilitación, así que, en resumen, nunca pude ir, y la rodilla quedó mal. Creo que cada día empeora más. Si ella hubiera seguido trabajando un mes más, podría haber recibido la atención médica y ahora estaría bailando, pero no es así. Repaso mil veces el escenario y no hay nada que hacer. Traté de hacer ejercicio, pero no sabía cómo ni qué hacer, y mi esposa nunca fue al médico para preguntar cuál era el método adecuado para al menos intentar algo similar. Tener una esposa sin iniciativa me costó caro. Así estuve un año o más para volver a caminar, aunque con mucha dificultad. Aún tengo esperanza de que mejore, pero mis expectativas son ridículas.
Me di cuenta demasiado tarde, cuando ya era imposible hacer algo. Cuando no hay más opciones, es cuando te das cuenta de lo que pudiste haber hecho y lo que no hiciste. Durante ese tiempo, sentí frustración, tristeza y mucho arrepentimiento. Pensaba que tal vez si hubiera actuado de otra manera, las cosas no estarían como están. Pero también comprendí que, al final, la vida te pone en situaciones difíciles para que aprendas. Aprendí que hay que anticiparse, estar preparado para lo inesperado y no esperar a que todo se desmorone para tomar decisiones. Es fácil decirlo ahora, pero en su momento no lo vi, y eso es lo que más me duele. No tomé las decisiones a tiempo y pagué el precio por ello.
Mi consejo para ti es que, cuando se trate de decisiones importantes, no esperes a que sea tarde. Habla con tu pareja, con tu familia, con las personas que te importan, y asegúrate de que todos estén alineados. Si tienes un problema de salud, no lo dejes pasar. La vida te puede dar sorpresas, y cuando menos lo esperas, ya es demasiado tarde. Piensa siempre en el futuro, y sobre todo, no esperes a estar en crisis para empezar a cuidar de ti mismo. A mí me pasó. Cuando ya no podía caminar, me di cuenta de que todo lo que podía haber hecho antes, no lo hice. Y mi esposa también, al no saber cómo reaccionar, me dejó en un momento de debilidad. Es doloroso ver que las personas que dicen que te aman no están cuando más las necesitas. A veces, los demás no están preparados para las dificultades que uno atraviesa. Y eso duele, porque piensas que, en los momentos difíciles, es cuando más deberíamos apoyarnos.
Pero con el tiempo aprendes que la vida no siempre es como la imaginamos. Las personas cambian, las circunstancias cambian, y uno mismo cambia. Esas son las lecciones que aprendes en el proceso. A veces te enfrentas a todo por tu cuenta, sin el apoyo que esperabas, y te das cuenta de que la fortaleza que buscas en otros, está dentro de ti. No es fácil, pero es lo que toca. En mi caso, tuve que aprender a hacer todo por mí mismo. Ahora, aunque sigo luchando con la rodilla, al menos puedo caminar, y eso es una victoria pequeña, pero significativa. Me hizo entender que todo lo que te pasa, te enseña algo.
La vida es un torbellino de momentos, y muchas veces, cuando sientes que todo se desmorona, es cuando más creces. Tal vez hoy sientas que todo está mal, que no tienes control sobre lo que pasa, pero créeme, todo pasará. Y cuando lo haga, tendrás una paz que vale más que cualquier otra cosa, porque esa paz la lograste tú solo. Nadie te la dio. Te enfrentaste a tus miedos y fracasos, y eso te hizo más fuerte. Ya no tienes miedo, ni terror. Ahora sabes cómo ordenar tu vida, cómo hacer las cosas por ti mismo, y cómo enfrentar los obstáculos sin rendirte. Eso es lo que realmente importa.
No es fácil, pero cada día que sigues adelante es un paso hacia algo mejor, aunque no siempre lo veas de inmediato. No dejes que el miedo te paralice. No dejes que el dolor te detenga. Sigue caminando, aunque sea despacio, y siempre recuerda que las adversidades son oportunidades disfrazadas.
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