Reflexión: El Apóstol Pablo “Un Encuentro que cambió su vida”

Hola mis amigos de Steemit Dios les Bendiga Sobreabundantemente, el día de hoy quiero compartir con ustedes acerca de la vida de uno de los personajes de la historia Bíblica que más ha impactado mi vida. Ese personaje es el Apóstol Pablo.

Pero se podrán preguntar ¿Quién fue el apóstol Pablo?

Pablo fue un hombre de origen hebreo específicamente de la tribu de Benjamín según su carta a los Romanos 11:1, nacido en Tarso de Cilicia (Según Hechos 22:3) y de padre con ciudadanía romana. Era un hombre muy bien instruido, enseñado por Gamaliel conforme a la ley judía, hablaba hebreo, arameo y griego (según Hechos 21:37; 22:2). Pero lo más sorprendente de la vida del apóstol Pablo no es su nivel intelectual, sino el cómo su vida fue transformada de un momento a otro.

¿Ahora te preguntarás cómo fue transformada la vida de este hombre?

Pues me encantaría contarte. Pablo no siempre fue apóstol, ni su nombre siempre fue Pablo, inicialmente este hombre se llamaba Saulo y era perseguidor de la Iglesia de Cristo en Jerusalén, este asolaba a la Iglesia entrando casa por casa y arrastrando a hombres y mujeres y encerrándoles en la cárcel (Hechos 8:1-3). Saulo fue testigo de la muerte de muchos cristianos, entre ellos de Esteban (Hechos 7:58; 8:1), y una de sus últimas persecuciones la quería realizar en Damasco por lo que pidió cartas al sumo sacerdote para llevarlas a las sinagogas que allí se hallaban con el fin de traer presos a Jerusalén a los creyentes en Jesucristo. Pero cuando iba de camino a Damasco un gran resplandor de luz del cielo le rodeó de repente, por lo que Saulo cayó al suelo y oyó la voz del Señor Jesucristo que le dijo *“Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?”* y preguntando Saulo quién le hablaba, el Señor le respondió: *“Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón”,* a lo que Saulo respondió temeroso: *“Señor, ¿Qué quieres que yo haga?* y el Señor le dijo: *“levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”*. Saulo luego de esta conversación con el Señor Jesucristo quedó ciego por lo que los hombres que le acompañaban tuvieron que llevarle de la mano a Damasco. Saulo pasó 3 días sin ver, comer ni beber, hasta que el Señor envió a su encuentro a un discípulo llamado Ananías para que impusiese las manos sobre Saulo y este recibiese la vista y el Espíritu Santo, y así sucedió y Saulo fue bautizado.

Desde este encuentro que Saulo tuvo con el Señor Jesús, nada en su vida volvió a ser igual, estuvo primero por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco y de inmediato comenzó a predicar a Cristo en las sinagogas declarándole como el Hijo de Dios, lo cual causó gran asombro a todos los que le oían.

La vida del apóstol Pablo es un vivo ejemplo del Poder de DIOS y de Su Gran Amor. Dios hizo de este hombre que era un perseguidor de la Iglesia, un gran apóstol de Jesucristo, un hombre que renunció por completo a su antigua vida por seguir a Cristo, un hombre que ahora estaba dispuesto a morir por la causa que antes perseguía. El hombre que escribió:

Este es uno de los versículos de la Biblia que causó mayor impacto a mi vida, el ver reflejado acá a un hombre completamente distinto al Saulo de los Hechos. Este versículo me permitió darme cuenta de qué es en verdad conocer a Dios.

¿Te has preguntado alguna vez, si conoces a Dios?

Yo inicialmente en mi vida creía conocerle, había escuchado hablar de ÉL, le hacía peticiones, le daba gracias, y así pasé mucho tiempo de mi niñez y parte de mi juventud; pero notaba algo, nunca en mi vida había un cambio, ni en mi pensar, ni en mi sentir, ni en mi obrar, ni en mi familia, todo seguía exactamente igual…

Pero fue exactamente a los 16 años de edad, que como Saulo, tuve un encuentro con Dios y el cambio comenzó…

Fue desde ese momento que entendí que yo no le conocía, que al igual que Saulo creía conocerle, pero no era así, me di cuenta que Dios no es de yeso, ni está muy lejano e inalcanzable, que no tengo que ir a un hombre tan pecador como yo a decirle mis pecados, que no basta sólo con ir un domingo a la iglesia por religión y después al salir seguir en mi vida de pecado. Una vez escuché un dicho que es muy cierto y dice “el que no conoce a Dios, donde quiere se anda hincando”.

Pero bastó conocerle para darme cuenta de lo real, maravilloso, y poderoso que es DIOS, que no hay nadie más que merezca mi clamor, adoración y honra, sólo ÉL. Me faltarían las palabras para describir lo que de verdad se siente conocerle, estar en Su Presencia. ÉL me enseñó que muchas personas saben de ÉL, pero no todas le conocen. Que cuando una persona le conoce, nada en la vida de ella puede seguir siendo igual, que como en el caso de Saulo, el cambio se manifiesta cuando una persona le conoce; cambia la visión vana que se tiene de la vida; ya mis prioridades y anhelos pasan a segundo plano y mi Anhelo es ÉL y hacer Su Voluntad; hay paz en el corazón aunque en el mundo haya guerra, hambre, pestes y violencia; hay gozo aun en medio de las dificultades; y aun cuando no haya nadie tangible a tu alrededor sientes dentro de tu ser el Amor y consuelo de ÉL en todo momento inagotable e inalterable. Cuando una persona conoce a Dios experimenta lo más hermoso que puede sentir, lo más valioso, la mayor dicha, no hay palabras suficientes que le puedan describir.

Esto sucedió con Saulo, ÉL empezó a conocer a Jesús, quien es el único que nos revela al Padre, y desde ese momento su único deseo fue servirle, adorarle y amarle por siempre. Hoy personalmente entiendo por completo a Pablo, su anhelo de servirle y su meta de conocerle, participar de sus sufrimientos y ser semejante a ÉL en su muerte. Porque sólo basta un encuentro en nuestro camino con Jesús, el único en quien hay salvación, quien dio Su vida por nosotros, para entender que todo fuera de ÉL es vanidad y pasajero. Muchas veces queremos cambiar y no podemos, que nuestra familia cambie y no ocurre, poder dormir en paz por las noches y las noches se hacen más largas; y la respuesta a el no poder, es que sin ÉL nada podemos hacer, sin ÉL no hay verdadero cambio, sin ÉL no hay paz, sin ÉL no hay esperanza ni Salvación. De algo estoy segura y es que la mayor necesidad del hombre no es la cura a una enfermedad, ni el hambre, ni la sed, ni nada material, la mayor necesidad del hombre es conocer a Jesucristo.

Te preguntarás por qué escribo esto hoy, quizás por qué, si podía escribir el cómo estuvo mi día hoy y sería más atractivo a tu vista. La respuesta es, que lo hago porque sé que la maldad que hay actualmente en el mundo se incrementa cada día, que hay menos amor en el corazón del hombre, más egoísmo, idolatría, más orgullo, delincuencia, envidias, familias destruidas a causa de la mentira y del adulterio, pecados en general, siendo esto la causa de las situaciones que se viven a nivel mundial; y todo esto ocurre porque hay muchas personas en el mundo que no conocen a Dios, hace falta que Dios more en el corazón del hombre para que hayan cambios, el problema es que muchas veces queremos cambios y pedimos que las cosas cambien y nosotros no queremos cambiar, no dejamos a un lado lo que sabemos que daña nuestras vidas y lo que daña a nuestro prójimo. En lo personal, Dios me mostró que si yo quería un cambio en mi familia, el cambio debía empezar por mí; y así fue gracias a ÉL y aunque aún me falta mucho más por conocerle y seguir cambiando sé que con Su ayuda lo podré lograr para Gloria de Su Nombre. Creo en Dios, y sé que es real, y sé que ÉL puede cambiar a las personas, transformarlas y llenarlas con SU AMOR, sea cual sea su condición, porque nada hay imposible para Dios.

---

---

Dios Te Bendiga