El grupo entro en duda. No era fácil entrar allí con la oscuridad dominado el lugar. Mientras todos buscaban la manera de remediar la situación, una voz interrumpió el pensamientos de todos.

– Están realmente locos si creen que entrare allí con esa oscurana – fue lo primero que dijo @franyeligonzalez para luego continuar – Allí deben haber cucarachas, ratones, ratas y toda clase de alimañas. –

Al escuchar esto @marpa se quitó de su espalda el bolso de cuero que portaba y luego de tomar algunas estacas de madera que se encontraban en el lugar, saco del bolso unas tiras de tela y con algunos mecates, que también tenía en el bolso, creo unas antorchas que roció con un liquida inflamable, que tenía en el bolso.

Prendió las diferentes antorchas que había creado y se las entregó a algunos miembros. El guía tomo uno y fue el primero en entrar seguido de la guerra. Después de estos iban del eurito y su compañera, detrás la princesa y cerrando la comitiva iba el cronista.

Recorrieron diferentes pasillos que conformaban el intrincado laberinto subterráneo y que iban iluminando con las antorchas a medida que avanzaba. El erudito se dio cuenta que a medida que avanzaban el camino los llevaba cada vez más profundo.

La humedad iba ganando terreno mientras el aire se enrarecía. De repente un extraño ruido detuvo el andar de la comunidad. Inmediatamente la guerrera saco su espada y se armó con su escudo y junto al guía que estaba espada en mano, protegían al erudito y su compañera.

La princesa armos su arco con sus flechas y detrás de ella se encontraban la inventora y el cronista. Todos quedaron inmóviles, en silencio esperando a escuchar de nuevo aquel extraño sonido que los puso en alerta.

Al ver que nada pasaba, toda la comunidad dejo la guardia y continuó recorriendo el intricado y escalofriante laberinto. A la izquierda, a la derecha, el gua iba indicando el camino a seguir y el resto los seguía de manera atenta.

Otra ves, aquel ruido volvió a sonar, estaba vez con más intensidad. La comunidad se colocó de nuevo en guardia esperando el ataque de aquel ser que suponían creaba aquel escalofriante ruido.

Nadie identificaba de que se trataba. Sonaba como un gruñido o como un retorcijón. Lo cierto es que esta vez era más fuerte y eso era indicativo de que estaba más cerca.

Silencio de nuevo y con este la comunidad continuo con su camino. unos cuantos pasillos mas fueron los que recorrieron hasta llegar a una gran puerta de metal. El guía detuvo a la comitiva y se acercó lentamente a la puerta. Con la palma de su mano intento tocarla.

Al hacer esta acción de nuevo aquel espeluznante ruido volvió a aparecer. Estaba muy cerca, tanto que todo identificaron de donde venía. Es por ello que la comunidad volteo a ver a la acompañante del erudito.

Todos quedaron sorprendidos al descubrir que ella era el origen. Aquel retorcijón provenía desde tu estómago. Sin mediar palabras interrogaron con la mirada a la mujer. Esta al verse descubierta enfrento molesta al resto del grupo

– Sí, soy yo el del espantoso ruido. Es que tengo hambre. No comí antes de salir y bueno… mi pancita quiere algo para quedarse tranquila. Algunos sonrieron levemente mientras otros sintieron un leve molestia.

Inmediatamente, la inventora se quitó de nuevo su bolso de cuero que llevaba en la espalda, lo coloco en el suelo e inmediatamente comenzó a sacar lo que tenía dentro del mismo.

Un frasco de pega blanca, agujas, hilo, pedazos de tela, de foami, fieltro, estable, un estuche con ojitos de muñecos, y otros materiales de manualidades. Al final saco, envuelto en un plástico, un emparedado relleno con jamón y queso.

Acto seguido se lo entrego a @franyeligonzalez quien lo recibió con agrado e inmediatamente le quito la envoltura y le propinó un gran mordisco. Mientras masticaba le pregunto a la inventora.

– ¿No tendrás una coca cola en ese bolso mágico? – El resto del grupo hizo ruidos y gestos de incredulidad. Inmediatamente la atención del erudito, la guerra y el guía se centró en aquella puerta de metal que significaba el final del recorrido.

– Si colocamos una aquella estaba grande de madera afincada sobre aquella piedra de allá y hacemos palanca a la ranura interior de la puerta, quizás podamos abrirla – comentó en tono solemne y científico el erudito.