Está bien pedir ayuda

  Diariamente estamos expuestos a situaciones que comprometen de manera positiva o negativa nuestra salud mental. Por ello, tenemos la responsabilidad de cuidar todas nuestras emociones.

  Partiendo del compromiso de cuidado que tenemos, hoy me uno a la dinámica que promueve nuestra amiga @graceleon , ya que a través de ella, se busca educar sobre lo importante que es pedir ayuda cuando no estamos bien emocionalmente. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  El entorno social donde nos desenvolvemos diariamente suele ser uno de los agentes más influyentes en nuestras emociones. Por ello, se dice que debemos analizar y visualizar qué y quiénes están en nuestro contexto, porque de este análisis vamos a identificar cuáles son los elementos que nos hacen bien o no.

  Hoy día, estamos viviendo en una sociedad convulsiva y, a pesar de que trastornos como la depresión ha estado en la palestra de la opinión pública desde el siglo XIX, hoy día es un problema que enciende alarmas al ser considerado un agente que está alterando la salud pública, porque cada día se suman más víctimas que enfrentan esa enfermedad.

  Particularmente he notado que, a pesar de que actualmente se habla mucho de la depresión, aún se desconoce qué es realmente este trastorno y, debido a ello, se confunde fácilmente con la tristeza; novedad que a mi juicio ha sido muy peligroso porque en medio de esa confusión, se cree que una persona deprimida puede superar ese estado rápidamente, pero la realidad de esto no es así.

  Ahora bien, desde mi comprendimiento, la depresión es un trastorno de origen mental donde inicialmente se ven alteradas nuestras emociones y, lo digo de esta manera, porque a pesar de que el principal impacto lo sentimos en el cambio de humor, a medida que la enfermedad avanza, también afecta nuestra salud física.

  Cuando una persona está deprimida, su vida cotidiana no transcurre con un ritmo habitual, ya que algunas personas manifiestan este trastorno con un desinterés desmedido por actividades como estudiar, ir a trabajar o, compartir con sus seres queridos. Sin embargo, otras personas viven este trastorno de otra manera, ya que también están aquellos que suelen estar muy activos o sonríen de manera excesiva y, se dice que esta reacción la tienen porque es su forma de sentirse bien cuando están en público. No obstante, al regresar a casa y nadie los ve, las emociones de ira y tristeza estallan.

  Hablar de la depresión, es algo muy familiar para mí, porque viví esa agria experiencia en carne propia durante años. De hecho, toda mi etapa de la adolescencia y el inicio de mi juventud transcurrieron en ese proceso donde miles de veces estuve compartiendo con las personas de mi entorno, pero mentalmente no estaba allí, porque solo pensaba en que me sentía vacía y diferente a todos.

  Les confieso que salir de la depresión es una de las cosas más difíciles que me ha tocado hacer hasta este momento, ya que inicialmente me negaba a aceptar que estaba mal y debido a ello, no quería ningún tipo de ayuda. Sin embargo, cuando toqué fondo queriendo apagar mi vida, tuve conversaciones durante una semana con alguien que me contó la historia del rey David y Nehemías (Ambos personajes bíblicos) y, gracias a esas tertulias reflexivas, acepté que necesitaba ayuda.

  Gracias a esa decisión, estuve en terapias psicológicas y psiquiátricas donde recibí toda la asesoría especializada adecuada. Aunado a ello, mi familia estuvo junto a mí durante este proceso y, las veces que pensé declinar, ellos me motivaron a seguir adelante. Tardé mucho en superarlo, pero gracias a Dios hoy puedo decir que la depresión en mi vida ya es prueba superada.

  Después de superar la depresión, tomé la decisión de participar en actividades que ayuden a prevenir el padecimiento de este trastorno, al igual que, también converso con personas que están deprimidas. Por ello, en este momento sí conozco a una persona que está pasando por este mal momento y, para ayudarla a superarlo, emprendo constantes conversaciones con ella sin caer en la acción de juzgar lo que dice o siente. Acción que también haría con otras personas. Aunado a ello, le hago saber que es importante, también que cuenta conmigo y, sin ser invasiva, le ayudo a comprender que buscar ayuda especializada es el primer acto de amor que se puede dar para vencer el problema.

  Aunque a veces pensamos que superar la depresión no es posible, la realidad es que sí se puede. No es un camino fácil, pero si la persona quiere vencer ese problema, lo puede lograr y para ello, es indispensable reconocer que no puede llevar ese peso solo y, necesita ayuda. Partiendo de esto, aceptar toda la guía especializada y apoyarse de las personas que realmente quieren su bienestar.

  De igual manera, para superar la depresión se deben realizar actividades deportivas o recreativas. Hay que leer muchas cosas positivas; en mi caso, me ayudó la lectura bíblica y de autoayuda. Aunado a ello, cuidé mi alimentación, porque hay alimentos que afectan nuestro nivel de hormonas y, por último, pero no menos importante, ejercí la consciencia plena; acción que nos ayuda a conectar directamente con nuestro interior.

  En cuanto a la frase se refiere, por muy cruel que parezca, lamentablemente ese es el fin que quiere lograr la depresión y, les comparto que a este trastorno lo identifico como el perro negro que siempre está al acecho para acabarnos, pero aquí es donde nosotros debemos ser más fuerte y no permitirle que nos acabe y para ello, tenemos que amarnos al igual que, amar a todos nuestros semejantes, porque la destrucción de dicha enfermedad es el sentimiento del amor.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación fueron extraídas de mi galería personal}