😰"Mi momento más Bochornoso" 😰// @edy.lobo

Pocas veces en mi vida he tenido tantas opciones de donde escoger para hacer una publicación. Ciertamente, mi “espontaneidad” me ha colocado muchas veces en situaciones bastante bochornosas.

Una de la que más recuerdo y me recuerdan ocurrió cuando me desempeñaba como docente.

Para todos los que hacíamos vida en la universidad, el sitio de encuentro favorito era uno de los cafetines.

Yo era muy amigo de todos los empleados y con la dueña y sus hijos tenía una relación casi que familiar. En esa época llegó un joven trabajador con el que tenía mucha confianza y nos decíamos y hacíamos bromas muy pesadas. Todo siempre terminaba en risas. Otro de sus amigos siempre le jugaba bromas diciéndole que su esposa lo dominaba y le pegaba. Él se ría y decía que no lo podía negar porque habían demasiados testigos.

Un día llegué al cafetín y comencé a hacerle las acostumbradas bromas y él me las respondía muy tímidamente.

Más vale que no.

Comencé a decirle:

• ¿Qué pasó José. la mujer te pegó anoche fue?

En ese momento vi que un grupo de mis alumnos que ya se iban, pero uno de ellos se paró en seco y les dice a sus compañeros. Muchachos. Quédense que yo les brindo otra ronda de café. Ellos le dijeron que iban a llegar tarde y el los mira y les insistió casi que con un mandato: ¡Quédense!

Yo los ignoré y seguí en lo mío.

• No José. Esa mujer te tiene grave. Ya ni saludas a los amigos como se debe. Y él callado.
• Es que definitivamente, ni hablas. Esa tipa está violando tus derechos humanos, tu derecho a la libertad de expresión. Yo tengo un amigo en la Defensoría de la Mujer, pero si te llevo cuando vean cómo te tiene yo creo que hacen una excepción contigo y te atienden. Mientras tanto mis alumnos se reían cada vez más y yo juraba que era por lo que le decía a José.

En una de esas José intentó huir para la parte de la cocina y yo le digo:

• Lo último que te pregunto José, ¿María por fin te pegó a mano limpia o te pegó con algún sartén? Él ya derrotado y sin saber que hacer me dijo:

• Profe. Pregúntele usted mismo que ya ella tiene como media hora parada detrás de usted oyendo todo lo que está diciendo .

En ese momento sentí pena, pánico y bochorno. Demás está decir que yo no conocía a María. Nunca la había visto.

Además, resulta que el alumno que le insistió a sus compañeros que se quedaran sí era amigo de ella y sabía lo que se me venía encima. Las carcajadas de los muchachos eran ensordecedoras y atormentantes.

Reuní todo el valor que me fue posible y comencé a darme la vuelta para darle la cara. Me cuentan que yo estaba PÁLIDO.
Con el hilo de voz que me logró salir, fingiendo una naturalidad y normalidad que no existía, le dije:

• Ah , mucho gusto ¿Usted es María?. No recuerdo que me contestó. Algo dijo. Y a mi solo se me ocurrió decirle.
• Nosotros hablamos mucho de usted.
  Ahí si me miro como diciendo: te acabas de terminar de hundir.

Era evidente que sí me había terminado de hundir. Así que recordé las enseñanzas de Buda, Confucio y Nietzsche, buscando sabiduría y una salvación, pero al final opté por la salida del León Melquiades y hui corriendo por la derecha. Prácticamente me fui sin más explicación, mientras oía la risa de los presentes.

_{Fuente Fotos tomadas de mi biblioteca personal y editadas con herramientas de Windows 10}

Cuando volví al cafetín en los siguientes días José y compañía se cuajaron de la risa. Después de ser él que se burló bastante por mi huida, me contó que a María le había dado un ataque de risa después que me vio la cara y como salí corriendo. Él, antes del suceso, le había hablado muy bien de mí y la había dicho que yo era muy bromista.

Ya con calma y en distintas circunstancias, María y yo nos conocimos formalmente y nos hicimos muy buenos amigos. Aunque a mí todavía me da pena lo que pasó y a ella le causa mucha risa.

Dentro de todo creo que no empezamos tan mal. La amistad tiene mucho que ver con la buena voluntad y la confianza, y ella asumió mi buena voluntad y confió en mí.