La educación como parte de la evolución | Contenido Original

Desde que comenzó la evolución humana el planeta ha cambiado. Tal parece ser que, aquel homínido que un día logró caminar sobre sus dos extremidades inferiores y sincronizar las manos con su estructura cerebral, generó mecanismos que le permitieron poco a poco ir entendiendo el entorno.

Un inicio que estuvo lleno de imaginación y creatividad ¡La naturaleza era maravillosa! Y cada día aprendía de ella. De alguna manera entendió que un trozo de un árbol, una roca, el agua o el refugiarse en ciertas zonas, le aseguraba su resistencia y permanencia en el planeta. Los registros históricos nos muestran a un homínido que ¡Siempre andaba en grupos! Lo que nos lleva a imaginar que, si alguno aprendía o creaba algún instrumento o evidenciaba una situación, lo transfería al resto de la comunidad, y allí comienza la ¡Educación!

Un proceso trascendental sin duda alguna que, cambió la dirección de la evolución cultural humana. La palabra educación proviene del latín “Educere” cuyo significado se traduce en guiar, instruir o formar. A través de este proceso se ha transferido información, conocimientos, tradiciones, valores, costumbres, mecanismos y legados, de generación en generación.

La educación es tan trascendental como la genética, y es una muestra que “No sólo se heredan los genes” de hecho, existen múltiples teorías que defienden la idea que, los sentimientos, costumbres, emociones, conocimientos, prácticas, comportamientos e incluso los vicios también forman parte de nuestra herencia evolutiva.

Desde hace años, esta se ha encargado de enseñarnos a “Socializar”, “Vincular” y “Concientizar” a través del establecimiento de normas, leyes y todo conocimiento que mejore las relaciones humanas en armonía con el entorno y sus semejantes. La educación entonces como proceso no obedece sólo a un sistema formal, viene implícito en la formación recibida desde mucho antes de nacer inclusive.

El proceso educativo se corresponde con las distintas edades de tiempo que ha vivido el hombre. Sin embargo, su intención parece ser la misma. En un principio incluso no existían personas especializadas para “enseñar” tal como ahora lo hacen los sistemas formales, en todas las edades. El tiempo ha sido el testigo de múltiples cambios, tradiciones y teorías que cada vez más buscan mejorar las prácticas educativas.

La tecnología que ha emergido -sin lugar a dudas- ha generado cambios trascendentales a nivel educativo, permitiendo registrar en el tiempo toda la revolución que el hombre está emprendiendo en todos sus campos de acción. De un homínido que plasmaba gráficos en aquella cueva o se reunía alrededor del fuego, nos estamos acercando a una generación que ha roto los límites del espacio y tiempo, permitiendo al parecer una manera más efectiva de comunicación.

La Educación se nos presenta entonces como un -Derecho Universal- al que debería tener acceso cualquier individuo sea cual sea su raza, grupo social, estatus económico o creencia y nuestra historia, la que hemos leído de nuestros antecesores, así lo reflejan. El día Internacional de la Educación se celebra cada 24 de Enero, y tiene como finalidad el reconocer su papel en el desarrollo humano y sostenible.

Sin embargo, nos dice el portal de la UNESCO

“En la actualidad, 262 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria baja y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.”

La lucha entonces se dirige hacia la búsqueda de una educación inclusiva, que garantice a todos el disfrute de lo que por herencia humana nos corresponde. Esta situación incluso nos lleva a reflexionar sobre el papel que hemos estado ejecutando a nivel social, pues la experiencia dice que, desde el individualismo, nada podemos alcanzar. ¿Existen los recursos? ¿Están bien distribuidos? ¿Qué ha pasado con nuestros valores formados a lo largo de la historia? Estas son algunas de las interrogantes que, cada uno de nosotros debería comenzar a realizarse.

La necesidad de defender un derecho que nos pertenece, nos puede llevar a discernir y pensar sobre ¿Contra quién es la lucha? ¿Existe otra especie que esté amenazando esta posibilidad? Aunque parece duro, la respuesta es ¡No! Y entender que es el mismo Homo sapiens sapiens -una especie autoproclamada- como la más pensante de nuestro planeta, quien ha sembrado la ignorancia para recibir estos resultados.

Lo que busca promover no es desconocido para nosotros, pues viene desde nuestras más profundas raíces ancestrales. La paz, solidaridad, prosperidad, el respeto hacia los pueblos, las razas, cualquier creencia e incluso la búsqueda incansable de una conciencia eco-planetaria que mejore nuestras relaciones con nuestra madre tierra ¿Descabellado? ¡No lo es! Sólo se trata de volver a nuestra esencia y encontrar nuestras raíces más humanas.

Referencias

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Gabriela Mistral

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