Si algo saca lo mejor y lo peor que llevamos por dentro es el poder. Algunas personas dicen que "El poder enferma" y, obviamente, toda enfermedad afecta a quien la padece y a los que conviven con el enfermo. Leí con detenimiento el post de @josevas217; y a medida que avanzaba en la lectura sentía que, en efecto, cuando el poder toca a los mediocres la enfermedad puede tornarse grave y generar sentimientos diversos: rabia, impotencia, odio, frustración... Pero, ¿todos los poderes son malos? Desde mi punto de vista, no, pues existe el "poder sanador", el "poder ayudar a los demás", "el poder sobreponerse a las adversidades", etc. En este post deseo disertar sobre el poder y sus trampas:

Como bien hemos de saber, vivimos en una sociedad competitiva. De modo que desde que somos niños vamos desarrollando actitudes de "león o de ratón", siendo el deseo de muchos padres que sus hijos pertenezcan al reino de los leones; y no de los ratones. De allí el refrán: "Prefiero ser cola de león, que boca de ratón".

Significa que en esta sociedad "Ser fuerte resulta ser más valioso que ser inteligente". OJO: Las ratas se encuentran entre las doce especies de animales más inteligentes; en cambio, el león no aparece en esta taxonomía.

Ahora bien, el concepto de fuerza no solo está relacionado con el aspecto físico, sino también con lo mental y lo espiritual. De allí la diferencia entre cómo cada quien asume algún cargo de poder. Paradógicamente, quien sea más débil de espíritu y de mente buscará desarrollar su fuerza física y verbal para amedrentar a los demás, en caso de que llegue a ocupar cargos de poder; en cambio, quien sea fuerte de espíritu y de mente no necesitará ni su fuerza verbal ni física para "opacar" a nadie; más bien asumirá los puestos de poder como oportunidades para realizarse y crecer en su interior. Acá, entre nos, esta es una teoría personal que me he formulado a través de los tiempos; la veracidad de la misma estadísticamente hablando aún está por confirmarse, pero en lo que respecta a análisis cualitativos, esos que están basados en las vivencias, puedo decir que es 80% confiable. El otro 20% lo dejo a las excepciones, jeje.

Y para evitar hablar de otros, hablaré de mí y de los cargos de poder que he tenido, jeje, si se le puede llamar así. Desde que estaba en la Escuela ocupé en muchas oportunidades el cargo de "Delegada de Curso". Luego, en el Liceo formé parte del equipo disciplinario del salón. Cuando ingresé a la Universidad fui Presidenta de la Asociación de Estudiantes de Filosofía y Letras. Más adelante, ya como docente universitaria fui por doce años "Delegada de Cultura de las Asociación de Profesores". Nunca quise ser Jefa del Departamento, a pesar de que en muchas oportunidades me ofrecieron el cargo. Mi negatividad para aceptar el mismo era que no "Quería enemistarme con ningún colega". Este objetivo lo logré.

En la Urbanización donde vivo se creó un Condominio, hace seis años, y desde ese tiempo estoy en la Directiva. Recuerdo que mi amigo @josertalaverag me pidió que fuera la "Jefa de los porteros". En principio acepté; pero al cabo de los dos meses les dije a los miembros de la Directiva: "Que no servía para ser jefa de nadie, ya que mi capacidad de comprensión era tan amplia, que cualquier excusa que los porteros me decían era considerada por mí como válida"; entonces el cargo de jefe lo ocupó otra vecina, que tenía "el temple y la actitud de una jefa dominante ".

En este momento, aún sigo en la Directiva del Condominio. De 15 personas que éramos, quedamos 4. Yo llevo las cuentas; y toda esta experiencia como las otras mencionadas me han servido para saber que el líder verdadero se alimenta de las buenas obras para con los otros; y no del maltrato hacia los demás. Por eso, cualquier puede lograr el poder; pero muchos no sabrán gestionarlo de manera correcta.

_{En una Asamblea de vecinos. Yo soy la de vestido de jeans}

Esta es mi participación en esta interesante iniciativa. Me encantaría invitar a @dove11, @genomil y @evagavilan. Aquí la información