Pero, como ven, al menos para mí fue interesante, sin embargo, para las personas del lugar ya es algo habitual, no es algo que les llame la atención, al menos quienes estaban ahí en ese momento, claro, el turista era yo je je je pero es alo que suele pasar en todos lados, no creo que las personas que viven cerca de los sitios turísticos sigan maravillándose con las cosas que tienen cerca, sino que más bien su economía gira en torno a esto, y ya, así de simple.

Así que, esa fue mi experiencia con esta escultura y con este rincón de Sibaté, que me dejó reflexionando sobre la importancia de valorar lo que tenemos cerca. A veces, lo cotidiano para unos puede ser sorprendente para otros. Creo que siempre es bueno detenernos un momento, mirar nuestro entorno y reconocer la riqueza cultural, histórica o natural que nos rodea.

Si alguna vez están por Bogotá, les recomiendo darse una vuelta por este pueblo. Además de fresas con crema, pueden llevarse una lección sobre resiliencia y sobre cómo los pueblos pequeños conservan sus raíces a pesar de los cambios.

Espero les haya gustado esta pequeña reflexión y si tienen la oportunidad de visitar Sibaté, cuéntenme qué les pareció. Saludos.