En realidad, yo no soy un entusiasta de las celebraciones de fin de año. Me da lo mismo. Sin embargo, eso no quiere decir que me niego a participar en algunas cosas. Por ejemplo, si de una comilona se trata es probable que yo no aguante dos pedidas. Como buen venezolano soy amante de las hallacas y del ponche crema, y, si es posible, estoy dispuesto a bailar como para olvidar los golpes que nos da la vida.

Por otra parte, en la Venezuela de hoy no hay mucho qué celebrar por una razón bastante esencial: ¿Dónde está la platica?

Invitación: @lirvic, @leudy