Javier nunca ha sido un gran fan de la literatura pero sabe al igual que muchos lo qué es un cliché y cómo uno de éstos puede arruinar una historia, e irónicamente, la vida lo terminó envolviendo en la trama de romance más vista y llena de clichés en la historia de la humanidad:

El infame triángulo amoroso.

Dónde convenientemente hay un antagonista millonario que no tiene más qué hacer que intentar separarlo del amor de su vida.

Prólogo
Una historia, un despropósito

En una historia cuyo título no atraiga en lo más mínimo y una sinopsis que ya cuenta por sí sola todos los eventos que ocurrirán e inclusive, indicios del final ¿Qué se podría esperar más allá de un despropósito monumental? La verdad es, no mucho.

Pero en la sinopsis se menciona a un Javier; este Javier en cuestión, es un simple adulto joven de pelo castaño, piel ligeramente bronceada y ojos de color ámbar, la verdad es que es bastante común. Nunca ha sido alguien verdaderamente culto, se graduó de su bachillerato y terminó realizando varios cursos de distinta y dudosa índole mientras hacía labor social en el orfanato de su ciudad natal.

A los veinte, tras un vergonzoso accidente dónde lo encontraron intimando cómo animales en celo con un conocido, tuvo que afrontar por las malas cómo sus decisiones afectaban su vida cómo adulto joven que era.

Debido a que sus padres lo echaron de casa por la vergüenza que les daba saber que toda la vecindad hablaba de lo ocurrido, y cómo al mismo Javier se le caía la cara de la vergüenza, tomó de buena forma la decisión de sus padres de echarlo; quedando en el acuerdo de que se comunicarían vía internet, y que éstos le darían cierta ayuda económica mientras conseguía un nuevo trabajo.

Por su parte, el orfanato dónde hacía tanta labor social y se había encariñado con los niños, se hizo la vista gorda, ignorándolo y vetándolo del lugar; porque obviamente ese tipo de actos impuros no podían ser inculcados a los infantes.

Pero con la vergüenza que sentía con sus allegados, Javier no aguantó más, y con la ayuda de otro amigo suyo; se las arregló para mudarse a otro municipio, dónde no conociese a nadie.

Cosa que le sentó de maravilla, porque en los pocos meses de estar viviendo por esa zona, muchas personas le tomaron un cariño tremendo y para ayudarlo económicamente, le asignaban trabajos sencillos pero Javier quería hacer algo más que eso.

Así que su conocido le sugirió que empezase a trabajar en la compañía Food n’ Care, la sede que estaba allí siempre tenía vacantes, y lo más seguro era que con sus dotes sociales y extenso currículo, lograse quedar trabajando allí.

Y es acá dónde la historia —o más bien despropósito— de Javier comienza.

Continuará…