Mia es hija única, sus padres por más que lo intentaron, no pudieron concebir tener otro hijo, eso significo, que toda la atención siempre se centro en Mía, una niña consentida desde la cuna, nunca le falto nada, los mejores estudios, las mejores escuelas, amistades que siempre estaban ahí para ella, incluso cuando no los llamaba ahí estaban, pero a ella no le importaba, le gustaba ser el centro de atención.

Todos la envidiaban, muchas querían ser como ella y tener lo que ella tenia, bueno, eso era lo que Mía siempre pensaba, cambiaba algunas amistades, así como se cambiaba de ropa, en el amor, ella parecía no conocer eso, cuando sabia que a un chico ella le gustaba, solo jugaba con el y después se burlaba, nadie era lo suficiente para ella.

Un día los padres de Mía tienen que viajar, cerrar negocios y amasar fortuna era lo que le aseguraba a ella todo el lujo que ella se merecía, antes de sus padres salir, ella se acerco a ellos, no para despedirse, era para entregarles, la nueva lista de exigencia que ella necesitaba, su padres, como algo a lo que ya estaban acostumbrados, tomaron la lista y con un simple adiós se marcharon.

En la vida, todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos y eso estaba apunto de descubrirlo Mía, cuando entra una llamada, mientras ella se dirije al teléfono, preguntándose quien será.

Aquella joven, fuerte e imponente se había quedado inmóvil, al oír, que sus padres acababan de fallecer en un accidente aéreo, no podía pensar, no podía hablar, por un momento ella sintió que toda su grandeza se había ido de ella, un extraño sentimiento recorría su cuerpo.

Pasaron los días y todo iba empeorando, la empresa, los negocios, todo lo iba perdiendo debido a su desconocimiento, no sabia manejar una empresa, pues siempre decía que para eso estaban sus padres, aunque en realidad Mía nunca había hecho nada, ni su propio desayuno, en poco tiempo ella paso de ser una chica rica a vivir la vida como nunca pensó vivirla.

Llego la hora de dejar la casa, pues había sido embargada, una tía, la cual nunca conoció hasta ese día, fue por ella, la llevo a su casa y como otra de sus hijas, así la recibió en su hogar, por primera vez Mía sabia lo que era sentarse a la mesa y comer en familia.

A medida que ella observaba a sus familiares, como se amaban, como se demostraban el cariño que se tenian, ella comenzó a extrañar realmente a sus padres, quería haber podido vivir de esa forma con ellos, abrazarlos, conversan a la mesa y decirles un pequeño y significativo te quiero.

Una nueva etapa en la vida comenzaba, ella debía descubrir cosas nuevas, valerse por si misma, descubrir la verdadera amistad y conocer realmente el amor, si quieres saber más, te espero en la siguiente parte, el capitulo final de "Nunca sabes lo que tienes, hasta que lo encuentras".