Hace unos años atrás, en una fría noche, yo me encontraba en casa de mi abuela. Un hogar antiguo de techo alto, corredores largos y con demasiados cuartos… Mis padres habían salido y yo estaba sola en su cuarto que era muy lejos del cuarto de donde estaba mi abuela.

      De pronto, como de la nada sentí un extraño escalofrió el cual me causó una inquietante sensación de pánico. Salí corriendo del cuarto de mi papá al cuarto de mi abuela, le comenté del miedo que tenía y le dije para dormir con ella esa noche y ella aceptó. Me acosté a su lado y a los minutos alcance a dormir.

      Luego de unas horas, volví a sentir ese horrible escalofrió que me había dado en el cuarto de mi papá y me levante asustada. Voltee la cabeza hacia la izquierda a ver si mi abuela estaba acostada a mi lado aun, y sí ahí estaba mi abuela aun, y de repente, entre en la oscuridad y vi al frente de la cama donde estábamos acostadas, dos sombras muy altas que se estaban moviendo.

      Como esa noche se me olvido cerrar la puerta pensé que podían ser dos personas que entraron a la casa a robar y para no exponerme al peligro decidí quedarme inmóvil bajo la sabana hasta que aclarara un poco más y lograr ver que eran esas dos sombras. Mientras que eso pasaba, recordé que debía dormir porque ese día saldría de paseo al pueblo de Cedeño con mi tía y mis primas.

      Pasaron las horas y esas sombras no se iban. Yo estaba aterrada e inmóvil, quería despertar a mi abuela para que viera lo que pasaba pero, también pensé en que si la despertaba podían ser de verdad dos ladrones y al ver a mi abuela despertar podían agredirla a ella y a mí. En todo ese momento, yo seguía con ese horrible escalofrió y estrujando mis ojos a ver si solo era yo la que estaba imaginando cosas.

      Al pasar las horas y viendo que ya iban a ser como las 5am, porque ya estaba más claro, de un momento a otro me volví a quedar dormida. Mi abuela me despertó y ya era de mañana. Me dijo que empezara a arreglarme porque mi tía la había llamado y dicho que ya iba a venir por mí. Me levanté y verifiqué en el lugar donde estaban las sombras a ver si eran dos ladrones y no!! No se habían llevado nada ni movido nada. Lo que estaba en ese cuarto esa noche eran dos espectros que no me dejaban dormir.

      A los minutos llego mi tía, salimos de la casa y en el camino le conté lo que me había pasado esa noche. Todos coincidimos en que había vivido un episodio paranormal.