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7 de Agosto: Día del Maratonista Argentino🏃

El maratón, ¿cómo describirlo?

Siempre me consideré una persona con bastante dominio de la escritura y con facilidad para detallar situaciones, pero en este momento, me encuentro en blanco. No sé cómo comenzar a hablar de aquello que significa tanto para mí y que me genera incontables sentimientos.

El maratón, en toda su gloria, se expande a lo largo de sus 42.195m, una carrera tan épica y mítica que, en toda su extensión, nunca sabes qué es lo que te ocurrirá. Todo el proceso que lleva consigo es a base de esfuerzo, coraje, compromiso y entrega; sabes cómo llegar a la largada, pero nunca sabrás cómo arribarás a la meta. Sólo puedo asegurarte que, luego de terminarla, no serás el mismo.

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Maratonista se es todos los días, desde el momento en el que decides que permitirás que su magia te transforme para siempre. Se celebra en este día, el 7 de Agosto, en conmemoración a la victoria de dos de los mejores maratonistas argentinos de nuestra historia en dos Juegos Olímpicos. Juan Carlos Zabala resultó ganador de los JJOO de Los Ángeles en 1932 y Delfo Cabrera en 1948 se coronó en Londres.

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El maratón comienza desde la corajuda decisión de anotarse en uno, entre dudas constantes y pensamientos ansiosos. El sacrificio se imprime en días, semanas y meses de preparación, en los que la entrega debe ser total, nada por descuidar. Que la alimentación, que el descanso, que nada de salidas, que no exista el alcohol y sólo la mente en el gran objetivo: domar a la madre de las distancias.

No existen otras distancias: la magia del maratón sólo entiende de 42km y 195m.

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Mis vivencias con los 42k

Mi primer acercamiento a ella fue casi por error, cuando apenas tenía 13 años. Mi padre siempre fue muy deportista y, tras una breve transición del ciclismo al running, decidió que correría su primera maratón. Fui testigo de su compromiso total con ella y, para acompañarlo, el día del evento fuimos con él a la largada y a esperarlo pasado el 40km. En un principio, recuerdo haber estado molesta por tener que madrugar un domingo y el hecho de esperar en una cafetería por 4hs hasta que llegara a nuestro punto de encuentro. Poco podría haberme imaginado que esos momentos iban a marcarme tanto y con tanta fuerza por el resto de mi vida.

_{Mi padre corriendo su primera maratón}

Dejamos nuestras ya vacías tazas de café, nos dirigimos hacia el 41km y sólo restaba esperar a que mi padre apareciera. La espera fue una de las cosas más hermosas que pude haber vivido, aún siento toda la emoción que me generó en ese momento ver cuánto esfuerzo estaban haciendo los corredores en pos de su objetivo final. Lágrimas en los ojos, el puño bien apretado y un sentimiento de completitud que es difícil de explicar, es mucho más bello sentirlo. Y, cuando menos lo esperaba, allí estaba él: la persona que siempre me había enseñado que las cosas sólo se conseguían a costa de trabajo duro, de compromiso y de dar siempre lo mejor de uno. Lo ví correr más feliz que nunca, a pesar del cansancio, y esas imágenes me acompañan hasta el día de hoy. Me prometí que alguna vez en mi vida haría una hazaña similar, algún día.

Mi amor por este deporte fue creciendo desde ese momento, me preparé para distancias menores, como 10km, 15km o medio maratón. Mi padre falleció y mucho tiempo no pude ir a correr por lo doloroso que era el recuerdo y el saber que no me lo cruzaría en la pista donde solíamos entrenar los dos. Fueron momentos muy duros, en los que no pude conectarme con eso que tan bien me hacía, pero sólo una promesa me hizo salir adelante: el maratón. Mi papá había corrido su primera maratón en 2006, por lo que en 2016 había llegado mi momento. En ese año, correría como homenaje a él mis primeros 42k.

Y así lo hice, con todo el dolor físico, inmadurez emocional e inexperiencia en el tema, pero con un orgullo indescriptible y con una felicidad que pocas veces había sentido. Le rendí homenaje de la mejor forma que supe y, sé que estuvo en cada uno de esos km conmigo.

_{Esta soy yo, con apenas 23 años, corriendo mi primera Maratón de Buenos Aires}

Luego de unos años de dedicarme a distancias algo más cortas, el Universo me dio uno de los regalos más grandes que podría haber pedido: otra maratón. Pero no cualquier maratón, esta vez sería en mi ciudad de ensueño, Londres. Es una carrera algo particular, debido a que por la gran cantidad de suscriptos, los cupos son otorgados por sorteo, sólo un 10% de los registrados consiguen entrar. Yo me registré casi que esperando nada... y unos meses más tarde, tuve el mayor de los regalos.

_{Esta soy yo otra vez, en 2019, una vez terminada la maratón de Londres}

Fui inmensamente feliz desde ese momento, en el que recibí el mail de confirmación, hasta el día de hoy, en el que veo con la misma emoción las fotos, mi medalla y el recuerdo de haber tenido una posibilidad de oro.

En 2019, fui lo suficientemente afortunada para obtener un cupo para Berlin 2020. Gracias Covid, me debés una maratón.

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Para algunas personas, puede que sólo se trate de una carrera mucho más larga que lo habitual y ya. Para mí representa un pedazo de mi vida. Despierto, vivo y duermo pensando en maratón; encontrando el 42 en todos lados y dedicándole todo lo que puedo.

La maratón te agota a límites extremnos en los que tu cuerpo está exhausto, tu mente juega en tu contra y tu alma debe conseguir la fuerza necesaria para seguir. Son 30km con las piernas, 10km con la cabeza, 2km con el corazón y 195m con lágrimas en los ojos.

_{Mensaje que me encontré caminando en Central Park, NY, hace dos años}

Amo el maratón con todo lo que soy y no podría estar más agradecida con todo lo que me ha dado y lo mucho que me ha cambiado. Es un antes y un después en la vida, la prueba madre de todas para probar la tenacidad, el compromiso, el temple y la valentía que hay que tener para enfrentarse a uno. Su sencilla presencia te acompaña el resto de tu vida y todo lo que haces se limita a ella: todo es maratón.

Feliz día a todos los maratonistas argentinos.