Es el año 2169, las personas son diseñadas genéticamente para dejar de envejecer cuando cumplen 25 años, momento en el que comienza una cuenta atrás de un año en su antebrazo. Cuando llega a cero, la persona "se queda sin tiempo" y muere instantáneamente. El tiempo se ha convertido así en la moneda universal, que se transfiere directamente entre las personas o se almacena en "cápsulas de tiempo". Existen varias zonas principales llamadas Zonas Horarias; Dayton es la más pobre, un "gueto" manufacturero donde la gente rara vez tiene más de 24 horas en sus relojes, mientras que en New Greenwich, la gente tiene suficiente tiempo para ser esencialmente inmortal.

      Will Salas, un obrero de 28 años de Dayton, vive con su madre Rachel, de 50 años. Una noche, rescata a un hombre borracho de 105 años llamado Henry Hamilton de Fortis, de 75 años, y sus Minutemen, un grupo de matones que roban el tiempo. En un lugar secreto, Hamilton, que tiene 116 años en su reloj pero está cansado de vivir, revela a Will que los habitantes de New Greenwich acaparan la mayor parte del tiempo, mientras aumentan constantemente los precios para que los más pobres sigan muriendo. A la mañana siguiente, transfiere todo su tiempo, excepto 5 minutos, a un Will dormido, y luego se queda sin tiempo al caer de un puente antes de que Will pueda detenerlo. Raymond Leon, el líder de 75 años de una unidad de guardianes del tiempo que se parece a la policía, asume erróneamente que Will robó y mató a Hamilton.

      A continuación, va al encuentro de su madre para partir juntos hacia New Greenwich. Sin embargo, el precio del autobús urbano ha subido de 1 a 2 horas, y Rachel, tras haber utilizado todos los minutos menos 90 para pagar un préstamo de 2 días, se queda sin billete de autobús para volver a Dayton. El indiferente conductor la obliga a correr de vuelta a Dayton, pero llega unos segundos demasiado tarde para que Will la salve y se desmaya en el último momento, muriendo en sus brazos. Con el corazón destrozado y enfadado, Will jura vengarse de la muerte de su madre arrebatando a los habitantes de New Greenwich todo lo que tienen.

      Will visita un casino y conoce al empresario de 110 años Philippe Weis y a su hija Sylvia, de 27 años. Mientras juega al póquer, Will está peligrosamente cerca de perder el tiempo, pero finalmente gana un milenio en una apuesta impecable. Sylvia le invita a una fiesta, y Will se compra un nuevo coche deportivo y conduce hasta allí. Raymond llega y detiene a Will, que insiste en su inocencia en la muerte de Hamilton. En lugar de intentar demostrar la culpabilidad de Will, se limita a confiscar todo el tiempo de Will menos dos horas, diciendo que no pertenece a Dayton.

      Will escapa, llevando a Sylvia a Dayton como rehén, pero la banda de Fortis les tiende una emboscada, quitándoles la mayor parte del tiempo y dejándoles 30 minutos a cada uno. Will intenta recuperar el tiempo de Borel, pero su esposa Greta le explica entre lágrimas que se ha emborrachado hasta morir. Consiguen obtener un día cada uno vendiendo los pendientes de Sylvia. Will llama a Weis para exigirle un rescate de 1.000 años que se pagará en la misión de tiempo para los desesperados. Cuando Weis se niega, Will libera a Sylvia de todos modos. Raymond encuentra a Will, pero Sylvia le dispara en el brazo. Will le da a Raymond el tiempo suficiente para que su escuadrón lo encuentre y le roba el coche.

      Con Sylvia compartiendo ahora el compromiso de Will de acabar con el sistema, roban los bancos de tiempo de su padre, dando las cápsulas de tiempo extra a los necesitados, pero pronto se dan cuenta de que no pueden cambiar nada de forma significativa, ya que los precios simplemente suben más rápido para compensar el tiempo extra, por lo que deciden robar en la cámara acorazada de Weis una cápsula de 1.000.000 de años.

      Raymond les persigue hasta Dayton, pero llega demasiado tarde para impedir que distribuyan el tiempo robado. Al quedar atrapado en el momento, Raymond pierde el tiempo, ya que no ha descargado su salario diario. Will y Sylvia están a punto de perder el tiempo, pero sobreviven gracias al salario de Raymond.

      Los reportajes de televisión muestran el cierre de las fábricas de Dayton, ya que todo el mundo tiene suficiente tiempo y abandona su trabajo. Tras ver las consecuencias de su obsesión por Will y Sylvia, Jaeger, colega de Raymond, ordena a los guardianes del tiempo que vuelvan a casa. Will y Sylvia pasan a robar bancos más grandes, todavía intentando colapsar el sistema.