La palabra concurso, según el diccionario de la Real Academia Española, remite a:

Un procedimiento de selección que se adjudica en vista de los méritos para obtener un premio.

De esta definición deseo recalcar la palabra méritos; ya que la ruleta es una máquina que no reconoce tal virtud humana. En tal sentido, cuando se promocionan concursos de narrativa, poesía, crónicas, reflexiones, etc., en los que se les solicita a los usuarios: creatividad, buena escritura, textos de más de 300 palabras; considero que no es justo ni éticamente correcto que sea una máquina quien seleccione a los ganadores, los cuales, en efecto, no son necesariamente ni los mejores ni los que tienen más méritos.

Y acá quiero hacer una acotación: No significa que los seres humanos seamos infalibles cuando elegimos, por ejemplo, a los ganadores de un concurso, pero por lo menos tenemos argumentos para decir por qué ganó uno y no otro.

Ahora bien, ¿cuándo es viable y valioso el uso de la ruleta?

Desde mi punto de vista, cuando el esfuerzo intelectual y de tiempo para participar en dinámicas, actividades y concursos no sean significativos. Por ejemplo: @venezolanos, en sus miniconcursos, solicita a los usuarios que, en la caja de comentarios, suban fotos de lugares, cantantes, animales, etc.; y luego utiliza la ruleta para escoger al ganador. El bendecido por el azar es feliz, y nadie se entristece por haber realizado un trabajo en vano, que no fue bien valorado. Al contrario, todos tienen la esperanza de salir ganadores la próxima vez. Mientras que en el caso anterior, puede surgir el desinterés por participar en actividades y concursos, en los que dé igual escribir bien o no hacerlo.

Con estas reflexiones en voz alta, deseo hacer un llamado a todos nuestros amigos promotores de concursos en Steemit para que revisen y reconsideren el uso de la ruleta en los mismos.

En esta red debemos apostar por la calidad y por la autenticidad de textos, fotografías, pinturas, recetas de cocina, etc. Estas cualidades no las puede reconocer la ruleta. El llamado es, entonces, a revisar cuándo sí conviene utilizarla cuándo no.

Me despido con un fuerte abrazo para todos.