Lomitas, era un hermoso pueblo en las afuera de la ciudad de Grecia muy visitada por la belleza de sus paisajes y el famoso riachuelo Pico Espejo, que mágicamente estaba en la plaza principal del pueblo donde todas las tardes solían reunirse las mujeres para jugar cartas, parlotear o tomar el té, mientras los niños se columpiaban y los hombres se entretenían jugando boliche.

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Cuando Teresa llegó al pueblo se sintió como pez en el agua, no solamente por la belleza del paisaje, sino además, porque ella era muy fisgona y chismosa, estaba acostumbrada a curiosear en la vida de los demás y está plaza para ella era como un inmenso océano donde podía pescar cualquier presa.

Fue muy acogida por los aldeanos del pueblo quienes desconocían su habilidad fisgona y pronto hizo amistad con las mujeres del pueblo quienes le brindaron apoyo al enterarse que venía sola a ocupar la casa de doña Clarisa que desde hacía mucho tiempo estaba desocupada.

Teresa hizo amistad bastante rápido, todos notaron que era muy conversadora, se daba cuenta de todos los detalles del pueblo, en menos de una semana se enteró que El señor Richar era un gruñón que vivía solo, Luisito era el niño discapacitado del la familia Sánchez que todas las tardes lo llevaban al riachuelo porque le encantaba, que la comadre Esmeralda era la partera porque el hospital estaba muy lejos y el vecino Andres entraba de madrugada a la casa de Lorena cuando el esposo salía a trabajar.

Así fue pasando el tiempo y el pueblo se molestó por lo atrevida y criticona que era Teresa quien en las pequeñas reuniones, mencionaba la vida de todos en el pueblo, Yibelis la odiaba porque notaba que cada tarde al llegar del trabajo, Teresa abría sigilosamente la ventana de su casa y luego salía con la supuesta intención de regar el jardín pero en realidad era para fisgonear la vida de todos.

Gracias a la habilidad de Teresa para fisgonear, notó que todos los días a las 5 de la mañana salía don Pedro y colocaba algo en un pequeño objeto que estaba en su jardín muy cerca de su puerta, ella no sabía determinar si era un porron o un cofre pero si le intrigaba que don Pedro miraba para todos lados y luego procedía a colocar el objeto que traía en sus manos.

Una mañana se asomó a la ventana y vio cuando don Pedro colocó el objeto como todos los días, pero inmediatamente salió muy de prisa, ella al ver que estaba de salida, no podía seguir con esta intriga así que con el pretexto de colocarle agua a las plantas, abrió la puerta para salir, don Pedro al mirarla, comenzó a reír con picardía y escuchó la voz de Teresa: don Pedro, ¿donde va tan temprano? a lo cual el respondió, voy a visitar a la abuela que está muy enferma, cuídeme la casita, nos vemos mañana.

Esa era el oportunidad que Teresa estaba esperando, su curiosidad por saber que escondía don Pedro la tenía intrigada y no podía pasar un día más sin saber que había en ese porron, ¿o cofre?… jejeje, así que espero que don Pedro se alejara en su vehículo 🚗 , miro por todas partes percatandose que nadie la observaba, entonces a escurridiza llegó donde estaba lo que ella quería descubrir.

¡Uffff! Efectivamente, era un cofre ¡hsssssss¡, que nadie se entere, así que abrió el cofre y se sorprendió con todo lo que pasó, se disiparo una alarma ‼️ con un sonido extremo que decía “Teresa la fisgona, Teresa la fisgona” todos los vecinos salieron corriendo para ver a Teresa la fisgona, todos comenzaron a reírse de lo que estaba pasando, Teresa por fin entendió que la vida privada se respeta se fue del pueblo y comenzó a vivir en otro pueblo pero dejó de ser: teresa la fisgona.

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