Estimados amigos de Steemit: En la continuación de mi post anterior (que pueden leer en este enlace, desarrollo, con la brevedad propia de estos textos, algunas ideas sobre el cuento.
Como siempre, quiero expresar mi agradecimiento a #venezolanossteem por la oportunidad de publicar en su comunidad.

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El cuento

El cuento es una narración breve en la que intervienen pocos personajes. Por definición, es un relato ficticio, aunque puede basarse en una historia real. ¿Qué quiere decir esto? Pues, que si usted escribe una historia corta que sea real en todas sus partes, entonces habrá escrito un reportaje o una crónica, que son también formas narrativas pero constituyen otros géneros.

Un cuento puede ser tan corto como unas pocas palabras o líneas, y tan extenso como unas decenas de páginas. Un poco arbitrariamente, algunos teóricos han establecido que el número máximo de páginas de un cuento son 59. De 60 en adelante, afirman, ya estamos hablando de novelas. Supongo que estos límites tan claros se deben a la necesidad de establecer una frontera entre un género y otro, pero hay que tomárselos con cautela.

Hay fenómenos difíciles de explicar: el cuento “Los embriones del violeta”, de la escritora argentina Angélica Gorodischer, es un poco más largo que la novela La batallas en el desierto, del mexicano José Luis Pacheco. Eso demuestra que la extensión no es un factor absoluto.

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Partiendo siempre de que el cuento es una narración breve, hay un criterio que debemos considerar: el cuento explorar y profundiza en una historia, en un personaje o en un ambiente, pero nunca con la misma intensidad en los tres elementos. Es una idea del escritor venezolano José Balza que yo subscribo completamente.

Esa es una diferencia fundamental entre el cuento y la novela; el primero concentra su atención en pocos elementos y busca producir en el lector un efecto único, ya sea inquietud, ternura, miedo, compasión, alegría, tristeza, indignación, y cualquier otro que se le pueda ocurrir. Lo veremos en un próximo post, pero puedo adelantar que la novela trabaja con múltiples personajes, escenarios y tramas, y abarca un amplio registro de emociones.

En su brevedad, el cuento aspira a representar el mundo escogiendo cuidadosamente qué muestra de él. El arte de los grandes cuentistas consiste en revelar una pequeña parte de una historia mucho más grande que, de forma misteriosa, habla de los grandes dilemas de la humanidad: la muerte, el amor, la soledad, la amistad, el valor, la cobardía…

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Un ejemplo notable de lo que señalo es el cuento "El niño y el mar", del venezolano Gustavo Díaz Solis, en el que se narra la pequeña aventura de un niño que trata de atrapar a un gran cangrejo en una playa solitaria. Eso es la superficie; en otro nivel, lo que tenemos es al hombre frente al misterio de la naturaleza, inquietante y ajena.

El escritor norteamericano Ernest Hemingway llamó a esta característica del cuento “la teoría del iceberg”; que viene a ser más o menos lo siguiente: lo que vemos de la masa de hielo sobre la superficie del mar no es más que una pequeña parte; el resto permanece oculta a las miradas. Así sucede con el cuento, lo que leemos en una narración no es más que lo que sobresale, es decir, el texto escrito; lo demás, lo más importante, el significado o implicaciones profundas, no está en la página, aunque sí debe estar sugerido por las palabras y las acciones que se muestran.

En el próximo post veremos algunos otros aspectos del cuento, antes de abordar la novela.

Gracias por su visita. Vuelvan cuando quieran.