Presencia inquietante...de una madre estresante

in Venezolanos Steem2 months ago (edited)

Como todos los días, a excepción de los domingos, Azucena entra en la oficina de su casa para ponerse a escribir cuentos que después va a publicar en su blog. Es una pieza muy sencilla, sin puertas, sin adornos, sin muebles, a excepción de una pequeña mesa de trabajo hecha de madera clara y un sillón. Este último es de verdad una pieza de lujo que había pertenecido a su fallecida madre. Era, de hecho, el mueble preferido de la mamá de Azucena. Las paredes de la pieza, así como el piso, son de color gris, pero nada monótonas, pues están decoradas con motivos acuáticos y árboles blancos que parecen alcanzar el piso y la escalera que conduce a la azotea. La sencillez de la oficina, la falta de muebles y puertas indica que Azucena no posee una gran condición financiera y la simple bata beige que lleva lo comprueba. Tal condición parece no gustarle a la mamá de Azucena, que a pesar de estar muerta, aparece en el respaldo del sillón para regañar a su hija por no haber elegido un trabajo aburrido, pero que proporciona la seguridad de un sueldo de verdad todos los meses.
¿Pero, será que es de veras la mamá de Azucena la que aparece en el respaldo del sillón? ¿No será, en cambio, pura ilusión? La obra Presencia inquietante me recuerda un aspecto cultural de varias regiones de mi país, donde los padres no veían con buenos ojos los sueños artísticos de los hijos. Pues las artes no suelen llevar pan a la mesa, desafortunadamente. No en mi país de origen. No si no sos hijo de otro artista famoso.
Lamentable, pero es un rasgo identitario que tal vez se produjo por causa de las muchas guerras, cujas consecuencias directas fueron los miles de hambrunas que azotaban el centro y sur de Europa. Y los artistas sin padres famosos no se la pasaban nada bien...sigue el cuento...
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Sentada delante de su mesa de trabajo, Azucena se proponía escribir su cuento número 1001. Ya 1000 había publicado en su blog. Sin embargo, como le solía pasar últimamente, algo la incomodaba. Como si en el respaldo del sillón que utilizaba para ponerse cómoda y escribir, apareciera la cabeza de su madre, meneándose con aire de desaprobación. Azucena sabía que si su madre estuviese viva, no aprobaría lo de tener una hija bloguera que casi no llegaba al final del mes, pues con su trabajo ganaba una miseria. La mamá de Azucena deseaba la seguridad de un empleo atrás de una ventanilla de eso o aquel banco o de una oficina de esa o aquella empresa. Sin embargo, Azucena odiaba encerrarse en oficinas y los papeles burocráticos les salían como humo a los ojos. Cuando su madre había muerto como resultado de una larga enfermedad sin ver realizado el sueño de verla bien instalada en una oficina o un banco, casi sin percibir, Azucena había empezado a desarrollar sentimientos de culpa.

-Lo que percibís no es real, le dijo Eliana, la pastora de su iglesia, que también actuaba como psicoanalista. -Es fruto de tus sentimientos de culpa. Sin embargo, hay que dejarlos ir, librarte de ellos. Tu madre no se murió porque te convertiste en bloguera en vez de banquera, empleada, obrera. Era diabética, y la diabetes, tarde o temprano, suele matar. Si no aceptaba tu trabajo, era problema suyo, no tuyo. ¿Sabés una cosa? Es que deberíamos tener una licencia para convertirnos en padres, tal y como la licencia para conducir vehículos. Tenemos que estar preparados- se rio Eliana. -Si querés, puedo ayudarte con unas sesiones. Y no tendrás que pagarlas. Lo voy a hacer con mucho gusto, a costa de sacarte de ese incómodo.
El año siguiente, Azucena logró publicar su cuento número 1200 sin más incómodos, nada más lograr vender el sillón de su madre y comprar, en su lugar, una silla de madera bien sencilla, del mismo color de la mesa. Pero acolchada, para que no le doliera la espalda después de tantas horas sentada a escribir para su blog. La cabeza de su madre dejó entonces de aparecerse y nunca más volvió a incomodarla.

RemediosVaro.png

Invito a @inspiracion, @wakeupkitty y @xiao-aine. Saludos y abrazos desde Mercosur.

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Mi querida amiga, veo que este ejercicio de escritura es de la tarea 3 del Taller. Al respecto me permnito decirte que no realizaste bien la asignación. Primero hay que decir qué ves. En otras palabras, debes describir. Luego decir que sientes al ver la obra y finalmente escribir un texto: poema, cuento, ... de no más de 100 palabras. Como aún no te evalúan, puedes editar. Eso está contemplado en el taller. Un abrazo.

Demasiado tarde, querida...hoy tuve un evento de mi deporte que se alargó más de lo esperado y solo ahora que estoy viendo. Ya no hay más tiempo para editar. Bueno, mi vida offline fue el estorbo😂, pero no pasa nada, no me molesta para nada lo de no entrar en la clasificación. No siempre podemos ganar😂.

Ps.: la primera parte del cuento quería ser una descripción, pero mi manía de escribir en tercera persona todo lo que no es un diario, lo estropeó todo, entiendo...

Jajaja. Creo que la vida offline pertrurba mucho, jajaja. Un abrazo.

Es verdad...de todos modos, no puedo parar de practicar este deporte, si no quiero desarrollar discapacidades antes de los 50 años😂. Finalmente, los médicos están felices que empecé a practicar (yo también lo estoy, sin embargo, afecta mi trabajo online😂).

Jajajaja.

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