Mirando el puzzle que reproducía el cuadro de autor que había recibido de una prima lejana por su cumpleaños, Luisa se puso enferma. **El mundo al revés**, decía la portada de la caja. El dibujo enseñaba una sala donde líos y jaleos reinaban soberanos. Una monja coqueteando con hombres, hasta delante de la cara de la mujer de uno de ellos, que, por su parte, parecía encontrar el hecho gracioso. Había un perro comiendo encima de la mesa en lugar de su dueño, que dormía placidamente, mientras gorros, libros y vasijas elegantes quedaban esparcidas por el suelo. Un pato se divertía encima de la espalda de un hombre en pie, uno de los que coqueteaban con la monja. Un maestro de música daba clases de violín a dos niños sin mínimamente darse cuenta del alboroto a su alrededor, ni del chancho entrando en la sala.

Igual que toda mi vida: un caos, suspiró Luisa, pensativa y alicaída.
Luisa terminaba de cumplir cuarenta y dos años y nada de logros. Ni el trabajo de sus sueños, ni el hombre de sus sueños y nunca un centavo en el bolsillo. Desde que murieron sus padres, le tocaba vivir en un piso de mala muerte de solo un cuarto, puesto en un tugurio urbano que mal conseguía pagar. Su sueño de convertirse en alta ejecutiva de una importante industria se malogró en contacto con la realidad y ahora vivía limpiando casas de señoras que vivían dándose ínfulas en régimen de trabajo clandestino. Pues nadie en su ciudad en esa época se soñaba con emplear legalmente en la limpieza a alguien que como Luisa se había recibido.
Sin embargo, la sociedad en la que vivía le había hecho miles de promesas, así como las había hecho a todos los de su generación.
-Lo sé, lo sé. Las tres grandes mentiras de nuestra época-, le dijo su anciana vecina Micaela, con quien se desahogó. -Yo nunca me las tragué, pese haber crecido en tiempos mejores:
1)si estudiás y te recibís, eso es firme garantía de empleo bien pagado. Y carrera que anda y sube de viento en popa
2)si sos listo o lista, una carrera universitaria es sinónimo de riqueza. Hasta podés convertirte en billonario o billonaria
3)si te fijás en una mujer, la vas a conseguir, si solo sos seguro de vos mismo. Si te fijás en un hombre, lo vas a conseguir, si solo sos segura de vos misma. Sin embargo:
1)primero: recibirse no es garantía de nada. El boom económico que lo permitía ya se fue hace siglos. Pero tampoco escucho a quienes dicen que estudiar es inútil. Otra burda mentira. Estudiar, sí, te sirve, pues te enseña a vivir, aunque con poco dinero
2)segundo: si un hombre no te quiere, dejalo ir. No insistas. Mejor, ni te les declares. Quien esté interesado se te manifiesta sin que vos le solicites absolutamente nada. Esa filosofía de pacotilla del “si querés, podés” solo les sirve a los "influencers" que venden "consejos positivos" a rellenar sus bolsillos, vaciando el tuyo. Ahora, ¿por qué no opositás para empleada del departamento de basura? Hay una oposición que acaba de salir. Frente a tus estudios, lograrías un puesto bastante fácilmente, debido a que la convocatoria solo exige cualquier clase de secundaria.
Luisa nunca se lo había pensado, pero reconoció que su anciana vecina tenía toda la razón. Después de los múltiples infructuosos intentos de agarrar un puesto de gerencia en esta y aquella compañía, ya era la hora de cerrar ese capítulo y salir adelante. Leyó la convocatoria. Luisa conocía de memoria las asignaturas a estudiar para esa oposición. No le cabía duda de que pasaría con un mínimo de tiempo y esfuerzo. El sueldo de un basurero era modesto, pero le permitiría de sacar adelante sin que tener que comer a menudo en casa de doña Micaela. La pobre viejita no tenía una gran jubilación, pero siempre la ayudaba como mejor conseguía. Tal vez le permitiría a Luisa alquilar un piso en un mejor barrio, aunque ella descartó pronto esa idea, pues le dolía vivir lejos de doña Micaela, a quien quería como una abuela. Además, Luisa bien sabía cómo limpiarlo todo correctamente, debido a su experiencia en limpiar casas, aunque nunca había conseguido esas tareas legalmente. Entonces, ya era hora de también deshacerse de trabajos clandestinos. Luego de salir de casa de doña Micaela, no tardó en registrarse para la oposición. Y como previsto, se ganó una plaza.
Nada más empezar a trabajar, uno de los gerentes de departamento que se había quedado viudo hacía años y hasta entonces vivía una vida algo solitaria, encontró el perfil de Luisa bien interesante...

Invito a mi amigo @ibesso. Saludos y abrazos desde Mercosur.