La nueva edición del concurso Arte y Escritura que promueve nuestra amiga @solperez ha comenzado y, con ello, tenemos una oportunidad de estimular el don de escritura que habita en nuestro interior. Por ello, una vez más me siento feliz de decir presente en esta iniciativa. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Juana es la destacada forense que investiga el enigmático asesinato de la hija de los reyes de Zúrich y, aunque en sus cinco años de investigación jamás ha fallado un caso, por primera vez siente que no tiene respuestas que le permitan conocer cuál es la causa de muerte de la joven.

  En el pueblo circulan muchos rumores relacionados con el origen de ese asesinato. Sin embargo, Juana no los toma en cuenta porque considera que la brujería o las actividades paranormales son inventos que la sociedad fomenta para desviar el origen de la ciencia.

Han transcurrido dos semanas y todavía no me dices cómo murió mi hija.

  Exclama el rey. Juana, frustrada por la situación, le pide autorización para entrar nuevamente a la habitación de la princesa. Él le dice que de esa noche no puede pasar a tener respuestas de qué sucedió con su hija y esa visita era la última que le autorizaba.

  Sin pensarlo mucho, Juana entra a la habitación de la princesa y, después de dar tres pasos, la puerta se cierra agresivamente; producto de una fuerte brisa que solo se sintió en el habitáculo de quien iba a ser la heredera del trono de Zúrich.

  La habitación tenía un ambiente espeluznante. Juana, asustada, hace el intento de abrir la puerta, pero sintió que alguien la agarró y lanzó fuertemente hacia un diván que estaba cerca de la ventana. Adolorida, hace el intento de verle el rostro a quien ella pensaba que era una persona y, se da cuenta de que estaba ante un espectro.

¿Qué demonio eres?

  Preguntó Juana con voz pequeña. Entre risa espeluznante, el espectro responde:

Ahora vas a hacer mi emisaria entre los humanos porque la princesa no resistió mi poder.

  Juana quedó inconsciente luego de escuchar esas palabras. Media hora después, ella despierta; se para frente al espejo, creyendo que todo lo que estaba en su mente era producto de una pesadilla. Sin embargo, en vez de verse a sí misma, ve cómo el espectro la había poseído.

  Desde ese momento, Juana comprendió que no se trataba de un sueño, sino de una realidad que ahora le hacía sentir que su piel ya no tenía alma. Aunque repudió su vida, la posesión que le hizo el espectro tuvo el dominio de ella durante 35 años y, a pesar de que intentó contar lo que había sucedido, no lo pudo revelar.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!