Querido diario, hoy ha sido un día de emociones encontradas. Al despertar fui feliz al ver un mensaje de Enrique, deseaba que nos encontráramos en la tarde. Mi corazón latió como si fuera diciembre y recibiera muchos regalos. Brinqué como una niña con juguete nuevo y aunque quería contestarle inmediatamente, esperé horas para contestarle. Le puse un "puede ser" que no sonara ansioso y quedamos en vernos a las 5.

o0o
Aunque el closet está lleno de ropa, quise que Enrique me viera como una diosa, por lo que me fui de compras. Mientras escogía las prendas de vestir, imaginaba la reacción de Enrique al verme. La intención era dejarlo sin aliento, que cayera rendido a mis pies y que solo tuviera ojos para mí. El espejo me devolvió la imagen de una mujer hermosa y radiante: finalmente Enrique sería mío.

o0o
Pero mientras lo esperaba, tuve una llamada de él. No entendía lo que decía: su voz se escuchaba lejana, quebrada. Molesta, le dije que tenía cinco minutos esperándolo, que no me hiciera esperar. Entonces Enrique me dijo que la abuela se había muerto. No supe qué decir, mis manos comenzaron a sudar y fue cuando escuché que Enrique colgaba. Se murió la abuela, querido diario, justamente hoy que Enrique y yo teníamos una cita. No pudo morir mañana o la semana que viene, murió hoy y yo gasté un dineral en la ropa.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS