Aquella noche Juanito se durmió deseando no vivir en aquella casa: su mamá lo obligaba ir a la escuela, a hacer la tarea y realizar los mandados. Debía haber una forma de irse lejos, pensó Juanito, mientras cerraba los ojos. No le dio tiempo de dormir cuando escuchó que su madre lo despertaba. Con los ojos cerrados se puso su uniforme y salió. Aún era muy temprano, pero empezó a correr para no llegar tarde.

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En el trayecto vio que algunos niños jugaban y se detuvo. Aquellos niños no iban a la escuela y se la pasaban jugando en la calle. Juanito quiso ser como ellos, así que se quedó con aquellos niños que según él, se veían felices. Estuvo jugando a la pelota, pero cuando quiso descansar y comer, los niños le dijeron que no tenían comida. Juanito se extrañó, pero pensó que tampoco tenía tanta hambre y que podía esperar llegar a casa, así que siguió jugando.

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Pero de repente, vieron que, a lo lejos, venía un carro de la policía y todos los niños salieron corriendo. Juanito también corrió sin saber qué hacer. Pero en un cruce, Juanito se dio cuenta que estaba en mitad de una calle abandonada, solo y sin saber hacia dónde caminar. Sin poder evitarlo, Juanito comenzó a llorar desconsolado y en ese instante, sintió que una luz se encendía:

_¿Hijo, por qué lloras? -preguntó la madre angustiada encendiendo la luz del cuarto. Juanito se alegró de ver a su madre y estar en su casa, y de saber que todo había sido una pesadilla.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS