Don Augusto, como siempre, fue a su consulta anual con el médico. La secretaria ya lo conocía y lo hizo pasar inmediatamente: # _¿Cómo está, Don Augusto? -le dijo al médico al verlo. # _¡Vea cómo son las cosas. Justo vengo yo aquí para que usted me diga cómo estoy! -expresó Don Augusto extendiéndole la mano al galeno quien sonrió con la respuesta.

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Luego de varios exámenes de rutinas y chequeos breves, el médico comenzó a anotar en un cuaderno:

_Le he recomendado que coma bajito de sal, que haga ejercicios y que no se preocupe por nada, que descanse. -anotó el médico observándolo fijamente- También que no coma mucho dulce, que tome sus medicamentos. Cuando llegamos a cierta edad, ya debemos cuidarnos.

_¿Usted también está enfermo? -preguntó

_Claro, es normal que nuestro cuerpo comience a pasar factura.

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_¿Y disculpe, doctor, qué piensa del país y de las nuevas elecciones?

_Pues yo creo que el gobierno actual ganará y seguiremos en la normalidad en la que hemos vivido siempre -dijo el médico sonriente.

_Caramba, doctor, su diagnóstico del país me hace dudar de su inteligencia y por ende, permítame dudar de su diagnóstico médico. En ese caso prefiero las facturas del cuerpo, que sí son mías y no las facturas de una consulta descabellada donde la normalidad de usted, para mí es una tragedia.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS