Terror Nocturno

in Venezolanos Steem2 days ago (edited)

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Terror Nocturno

  • ¿Qué le pasa a Elisa? Se la ve bastante demacrada. - Preguntó Mario, su hermano mayor.

  • No lo sé. Ella dice que no puede dormir. Estoy preocupada por mi niña. - Respondió Remedios, mientras amasaba el pan. Ya pronto amanecería y tendría que abrir la panadería.

Remedios era la madre de 4 saludables hombres y de Elisa, la menor. Siempre quiso tener una hija, por eso dejaba entrar a Nicasio Apanco, a su habitación. Hasta que Dios le concedió el milagro, y nació Elisa. A partir de ahí, las puertas de su cuarto, se cerraron para aquel hombre que desde siempre la acompañaba en lo que fuera, excepto ahora, en los menesteres del amor. Nicasio, no era libre. Nicasio era el esposo de Martina, la hermana de Remedios. Por cosas de la vida, el matrimonio Apanco nunca se mudó, ni tuvo intenciones de hacerlo. Se acomodaron tranquilamente en una de las habitaciones de aquella casona familiar y allí permanecían año tras año. Martina no daba hijos. No se sabía por qué, pero hiciera lo que hiciera no lograba quedar preñada. Su amargura era notable. Parecía que no tenía propósito en la vida. Ella sabía que de alguna parte tenían que salir los hijos de su hermana. Sabía que esa parte pertenecía a su marido, quien llamaba sobrinos a sus propios hijos. Pero callaba. Sentía que no tenía derecho a quejarse. Si no podía darle hijos, al menos se callaría ante la evidencia de lo que tan claro estaba.

Elisa creció consentida. Era la menor, era la niña que tanto había anhelado su madre, y era la favorita de sus hermanos y de su tío. La favorita de casi todos. Martina descargaba en Elisa tanta saña en ella, que los demás miembros de la familia, se veían obligados involuntariamente a protegerla.

Elisa, no podía dormir. Cada vez que conciliaba el sueño, sentía que le susurraban cosas al oído. Le producía escalofríos la sensación de muchas manos tocando sus piernas, sus pies, su cabello. Muchas manos a la vez. Se estremecía con respiraciones animalescas que, parecían surgir de la almohada. Abría los ojos de repente y podía ver con la rapidez que lo que fuera que la molestaba, se alejaba a toda velocidad. Su mamá le dijo un día: " Ora mucho antes de dormir, las oraciones y el Padre te protegerán". Elisa rezaba, imploraba, prometía, pero sus noches eran cada una peor que la anterior. Perdía peso, no quería comer, el apetito se había marchado, junto a las ganas de arreglarse, junto a las ganas de pasear, junto a las ganas de vivir. Era tal su temor, que cada vez que se acercaba la noche, comenzaba a temblar.

Uno de sus hermanos, Pablo, se ofreció a acompañarla durante la noche. Se sentó cerca de la cama de Elisa y se preparó para una noche de espectros y extrañas sensaciones. Se dijo a sí mismo, que enfrentaría lo que fuera, para que su hermana pudiera descansar. Tomó un libro y comenzó a leer, mientras esperaba lo que fuera que iba a pasar. Nada pasó. No hubo sonidos extraños, no divisó sombras, más que las que hacían las luces de las velas al bailar. Elisa nunca apagaba las velas, el temor no se lo permitía. El amanecer sorprendió a Pablo leyendo. Se acercó a la cama y con suavidad despertó a su hermana.

  • Elisa, creo que todo está en tu imaginación. Esta noche no hubo espantos, no pasó nada.

Avergonzada, Elisa le dio la razón y decidió que era cierto. No pasaba nada malo durante las noches. Solo era su mente la que recreaba esas extrañas situaciones. Tenía que hacer algo al respecto. Quizás cambiar de habitación o pedirle a su madre que la llevara de viaje a casa de su tía-abuela Azucena, podría hacer que su mente recreara nuevas situaciones o experiencias. Eso tal vez funcionaría.

Su madre la llevó a casa de su Tita Azucena, y allí permanecieron alrededor de tres semanas. Elisa durmió y soñó. Soñaba con hermosos lugares. Sitios llenos de colores y de hermosos sonidos. Despertaba recargada, feliz y entusiasmada por hacer muchas cosas. Quería aprender, experimentar, y vivir. Ahora lucía rozagante y mucho más bonita. El cambio era notable. Sin embargo, la estadía en casa de su Tita, tuvo que terminar. Su madre no podía dejar abandonada la panadería. Por mucho que sus hijos ayudaran, en la panadería faltaba su toque, y no quería perder clientes.

Todos se impresionaron al ver a Elisa a su regreso. Estaba más hermosa que nunca. Sin duda el viaje, le había sentado de maravilla. Ahora todo estaría bien. Ya podría dormir y todos estarían tranquilos y felices. Todos, excepto Martina. Su rencor empeoró y su maltrato hacia Elisa fue cada vez más evidente. Tanto que Remedios tuvo que exigirle que cambiara su comportamiento hacia su hija, o tendría que pedirle que se fuera de la casa. Martina se negó rotundamente, pues ella también era la heredera de aquella casa panadera. Por primera vez en años, Nicasio alzó la voz y le recriminó a Martina su actitud. La mujer no podía creer la desfachatez de su marido y delante de todos le gritó que sabía toda la verdad y que no pensaba callar nunca más.

El alivio de Nicasio fue evidente. Era obvio que todos, en aquella casa, sabían la historia de la procedencia de cada uno de los hijos de Remedios. Sabían incluso que Martina era consciente de todo aquello. Callaban, porque ninguno tuvo nunca la valentía de hablar, ni de preguntar, ni de nada. Simplemente lo dejaron estar y los años pasaron. Pero el rencor de Martina no. Cada palabra que calló la mordía a diario por dentro. Cada queja que no manifestó la fue pudriendo. Ella merecía quién la amara. Merecía hijos. Merecía una mejor vida. Pero nunca la reclamó. Nunca se negó a lo que le daban y a lo que no le daban. No luchó por buscar, quizás en otra parte, lo que merecía. Y su alma ennegreció. Se dañó. Y ya era demasiado tarde.

Aquella noche partieron dos almas. La de Martina, que tomó sus maletas y se fue sin tener seguro ningún paradero. Y la de Elisa, que al creer que podría volver a dormir, se encontró con los espectros de Martina, esperando para terminar lo que se les había encomendado el día que Elisa nació.


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Este relato fue creado para participar en el Concurso de Arte y Escritura #125, que promueve @solperez.

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Invito a participar a @nakary, porque sé que le gusta escribir.

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Gracias por publicar en #VenezolanosSteem
Mi apreciada amiga, tu relato está muy bien logrado de principio a fin. No hay nada más dañino que el odio y el resentimiento entre hermanos, y más si la causa es por un amor . Ambos temas los abordaste de manera magistral en este texto. Lo más lamentable de todo es que la pobre Elisa sufría por el pecado de otros.

Me encantó leerte. Gracias por estar.

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Captas la atención. Tus descripciones detalladas de las sensaciones te ponen los pelos de punta. Su mensaje es tranquilizador. A veces, un cambio de ubicación o asociación puede ayudar a disminuir los efectos de enredos pasados. Un nuevo comienzo, por así decirlo.
You capture the attention. Your detailed descriptions of sensations makes the hair stand on end. Your message is reassuring. Sometimes a change of location or association can help to lessen the effects of past entanglements. A fresh start so to speak.

¡Saludos amiga!🤗

El odio y resentimiento son emociones que destruyen mucho la relación de las personas y, más si ese vínculo es de hermandad. Por ello hay que trabajar en función de no permitir que forme parte de nosotros.

Excelente relato amiga... Me hiciste reflexionar mucho en ese tema. Te deseo mucho éxito en la dinámica... Un fuerte abrazo💚

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