Concurso de Arte y Escritura #129 ¿Por qué ya no me ves?

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¿Por qué ya no me ves?

Altagracia siempre fue hermosa. Nos conocimos desde la escuela. Ella siempre me veía desde su pupitre y yo le correspondía de la misma forma, embelesado admirando su belleza. A veces en el receso me confesaba que le gustaba mirar mis ojos del color del jugo de tamarindo, y yo le decía que, más bonitos me parecían los suyos, del color gris de las nubes, de esos días, cuando amanecía lloviznando y me ponía a saltar en los charcos. "Me gusta mirarte Juan, por eso siempre te veo y siempre te quiero ver", me decía con su voz de niña con apenas 10 años.

Altagracia creció y también yo. Su belleza se hizo cada vez más hipnotizadora y yo ya no podía hacer otra cosa que pensar en ella. Suspiraba por sus ojos, por su boca y por su bonita piel, tan blanquita como la natilla que me preparaba mi abuela. En el liceo nos hicimos novios y ella me decía que le gustaba que la vieran pasear conmigo, porque yo no era nada feo y las demás muchachas la miraban con envidia. A mí no me importaba si nos veían o no, yo solo quería estar a su lado porque disfrutaba de sus ocurrencias, de su risa cantarina y de esa forma tan bonita que tenía de mirarme.

Fuimos juntos a la universidad y Altagracia parecía más pendiente de su forma de vestir que de estudiar. Yo le decía, que no se preocupara, pues con cualquier cosa que se pusiera, se veía increíblemente bonita. Ella me respondía, que la imagen era importante, que tenía que seguir siendo ejemplo de belleza y que, qué bueno que, su novio, o sea yo, también era ejemplo de belleza.

Yo me miraba al espejo y solo veía mi rostro normal y corriente, un rostro que se iluminaba cuando tenía cerca a Altagracia.

Nos graduamos, comenzamos a trabajar y nos casamos. Dos años después tuvimos a nuestro hijo Miguel. Altagracia estuvo triste durante todo el embarazo. No le gustaba que su cuerpo cambiara. Su hermosa barriga de futura madre le repugnaba y dejó de salir para que nadie la mirara. Cuando el bebé llegó, no lo quiso amamantar. Me dijo que si le daba de mamar a nuestro hijo, sus hermosos senos se caerían y eso ella no lo iba a permitir. Que ya había sido mucho, dejar que su cuerpo se abombara, que sus senos los protegería a toda costa. Así me decía.

Altagracia comenzó a pasar horas y horas frente al espejo. Buscaba defectos que no tenía. Nos ignoraba a Miguel y a mí cuando con cariño le decíamos que era la más hermosa del mundo. Se fue apagando, ya no me escuchaba, ni siquiera me veía. "Altagracia, mírame", le pedía, y ella me observaba, pero no me veía. Hablaba a solas consigo misma, y se recriminaba por ya no verse, según ella, tan bonita como antes.

Cada día se arreglaba más y más. Se maquillaba, se colocaba de todo tipo de accesorios y se miraba en el espejo durante horas. No comía, porque creía que engordaría. No hacía otra cosa más que mirarse al espejo. Hasta que un día no pudo levantarse de la cama. Estaba muy débil y su cuerpo ya reclamaba tanta falta de alimento. Tuvimos que internarla y nos odió por eso. Decía que en una cama de hospital, más fea se pondría. "Come, Altagracia, come" le pedía. Ella se negaba y mucho menos me hablaba. Un día no lo hizo más. No me habló, ni a mí ni a nadie. Solo sonreía si las enfermeras la dejaban mirarse un ratito en un espejo de mano. Se asentó a su mente, o a la luna, o a algún otro sitio donde quizás sí se podía mirar al espejo. Solo estaba su cuerpo, vivo, pero sin vivir.

Señor Juan Carlos, lamentamos informarle que su esposa Altagracia a falle... bla, bla, bla. Mi Altagracia. Tan bonita, tan hermosa. ¿Por qué ya no me ves?

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Este relato ha sido creado para participar en el concurso semanal de Arte y Escritura Número 129, al que nos invita @solperez. espero les guste.

Quiero invitar a @elpastor y a @nakary.

Gracias por visitarme, leer y comentar.

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Gracias por publicar en #VenezolanosSteem
Este texto me atrapó de principio a fin. Las imágenes bien logradas. La historia hermosamente contada. El cambio psicológico en Altagracia impactante. El mensaje magistal: Existe una línea muy ligera entre la cordura y la locura. En el caso de Altagracia el hilo se rompió.

Me encantó leerte. Gracias por estar. Un abrazo.

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Gracias, me alegro mucho de que te haya gustado. Son muchas las Altagracias en ésta época que se enfocan más en el físico que lo que realmente importa. Gracias a Dios nosotras somos bellas y sabemos equilibrarnos. Je, je, je,je, abrazos.

Es una advertencia entre líneas que Bourdieu desarrolla cuando analiza el cuerpo como si fuese parte de un producto de carácter social. Literariamente, bien desarrollado su "cuento".

Muchas gracias por sus apreciaciones.

¡Holaaa Liliana!🤗

Peligrosamente, hoy día existen muchas Altagracias y, en gran medida esto se debe a que nos han hecho creer que, una mujer es bella solo si tiene su cuerpo 100% esbelto, por lo que, muchas acuden a hacerse cosas que sin darse cuenta las obsesiona tanto que, su cordura la pierden debido a la obsesión que desarrollaron.

Te deseo mucho éxito en la dinámica... Un fuerte abrazo💚

Así es, muchas pierden la cordura. Se olvidan de lo realmente importante. Agradecida por tu visita.

Esto es lo que ocurre cuando le dan más importancia al físico que a otras cosas más importantes, como la salud, por ejemplo.
Suerte.

La salud, la familia, la vida misma. Gracias por venir.

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