Todos ven el éxito de las personas y tienen comentarios tales como "Pura suerte"; "Ese nació en cuna de oro y por eso lo logró", cuando la realidad es que detrás del éxito hay una enorme historia de mucha lucha, lágrimas y caídas para poder cumplir nuestros sueños.Hoy en día, puedo decir que vi la lucha de un hombre que nació sin recursos.

En mis primeros años de maestro me tocó ir a impartir mis clases en una escuela de una provincia cercana donde yo crecí, en esa provincia existían muchas familias que tenían posición pero también se podía ver los distintos niveles de pobreza, llegué a ver personas que vivían bajo un puente y comían de la basura, era algo que nunca había y pensé que era muy lamentable que existiera eso.

Después de mi primer día, me propuse hacer el mejor maestro para ayudar a la generación creciente. Al tener una semana allí, escucho un bullicio en los pasillos y cuando salgo a ver un colega me dice que no era nada importante solo un niño qué no era parte de la escuela había entrado hacer desorden, pensé que era cierto y regresé a mis deberes. Ese mismo en la tarde, pude ver a un pequeño niño vestido con harapos y todo sucio, sentado bajo un árbol observando a los demás niños todos pulcros salir de clase, lo que causó en mí una gran curiosidad.

Así pasó el tiempo y siempre veía al niño en las afuera. Cierto día, cuando les enseñaba matemáticas a mis alumnos le hice una pregunta acerca de un problema matemático y ninguno supo darme la respuesta correcta, le di algunos minutos de silencio para que analizaran y dieran con la respuesta pero en ese transcurso de tiempo escuché una voz lejana que me daba la respuesta a dicho problema. Cuando levanto la vista para saber quién era, me sorprendió ver a qué niño que vestía con harapos y con suciedad por todo su rostro ser dueño de la voz que hablaba.

Tan maravillado y sorprendido quedé que lo invité a entrar al salón ese día para que terminara de ver la clase con el resto de los niños y al final de la clase, él me agradeció con una sonrisa y me comentó que lo que más quería era estudiar y que por eso era que siempre observaba las clases desde las puertas de la escuela.

Después de ese día, busque la manera de ayudarlo a estudiar para que pudiera asistir a la escuela y así aprender más. Me da orgullo decir que hoy en día ese pequeño niño andrajoso que observaba desde lejos las clases y anhelaba poder entrar pero en ese momento no contaba con la ayuda ni los recursos para hacerlo es el mismo niño que se convirtió en hombre y nos da como regalo esta hermosa escuela destinada para ayudar a todos los niños de bajos recursos que están hoy aquí.

Y justo cuando aquel viejo maestro término de dar su discurso, se levantó de una silla un hombre que por su apariencia nadie se hubiese imaginado que fue un niño de la calle que portada viejos harapos y vendía dulces en la calle para ayudar a sus padres y poder comer.

Quizá no todos nacemos con las llaves del éxito pero si tenemos la voluntad para poder buscar esas llaves y así abrimos todas las puertas necesarias qué nos lleve a obtener éxito en la vida.